
Fred Astaire
88 años ()Premios: 1 Oscar (más 1 nominaciones) Ver más
Sombrero de copa
Comenzaba a danzar donde la mayoría de los mortales no llegan jamás. Nadie personificó como él la elegancia y el 'glamour'. Fred Astaire es sin duda el mejor bailarín de la pantalla de todos los tiempos, pero también irradiaba simpatía y energía.
Nacido el 10 de mayo de 1899 en Omaha (Nebraska, EE.UU.), Frederick Austerlitz (nombre real del bailarín) era hijo de emigrantes austríacos. Desde pequeño demostraba su habilidad para el baile, pues ya a los cuatro años dejaba boquiabiertos a los padres de los otros alumnos en las funciones escolares.
Estudió baile y coreografía en la Alvien School of Dance. Cuando acabó, se fue a Broadway, donde triunfó formando un dúo con su hermana Adele, con quien se compenetraba a la perfección. Debutaron en 1917 con el espectáculo "Over the Top", seguido de otros muchos. Adele acabó casándose en 1931 con el aristócrata inglés Lord Charles Cavendish, tras lo cual abandonó el mundo del espectáculo. Desparejado, el joven Fred tuvo la idea de mudarse a Hollywood en busca de fortuna. Sin embargo, no levantó pasiones en un primer momento. Cuando se presentó a su primer casting, el evaluador anotó: "No sabe actuar. No sabe cantar. Un poco calvo. Sabe bailar un poco".
Aún así, acabaron dándole un papel secundario, en Alma de bailarina, film protagonizado por Clark Gable y Joan Crawford, en 1932. Ese mismo año contrajo matrimonio con Phyllis Livingston Potter. Tuvieron dos hijos, Fred Jr., nacido en 1936, y Ava, que vino al mundo en 1942.
En Volando hacia Río de Janeiro, de 1933, con Dolores del Río, era secundario, pero tenía su propio número musical con una joven poco conocida que atendía al nombre de Ginger Rogers. "Cuando conocí a Ginger, ella nunca había bailado con una pareja anteriormente. No se le daba bien el claqué, era vulgar y no sabía hacer casi nada... Pero Ginger tenía talento y mejoró a marchas forzadas mientras me acompañaba. Acabó siendo tan buena que después de un tiempo cualquiera que bailaba conmigo me parecía malo", declaró el bailarín.
El número de Astaire y Rogers causó furor entre el público, y los ejecutivos de RKO se dieron cuenta de la magia de la pareja. Enseguida les pusieron como protagonistas de La alegre divorciada, dirigida por Mark Sandrich, que estaba destinado a convertirse en el realizador más habitual de las películas de ambos. El argumento –un célebre bailarín de viaje por Europa se encuentra casualmente una y otra vez con una mujer que viaja con su tía– era tan sencillo como divertido, y servía de excusa para los deslumbrantes números musicales. Obtuvo cinco nominaciones al Oscar, entre ellas la relativa a la mejor película, aunque tuvo que conformarse con el premio a la mejor canción para "The Continental", y eso que en el film también figuraba la irrepetible "Night and Day".
El público respondió tan bien que RKO inició toda una serie de Astaire y Rogers, compuesta por otras siete divertidas cintas: Sombrero de copa –con otro de sus números más recordados, el de la canción "Cheek to Cheek"– Roberta, Sigamos la flota, Swing Time, Ritmo loco, Amanda (1938) y La historia de Irene Castle. En toda la década de los 30, Astaire sólo tuvo tiempo de protagonizar una película sin Rogers, Señorita en desgracia, de George Stevens, donde estaba acompañado por Joan Fontaine.
También dejo un buen sabor de boca cuando apareció con Rita Hayworth en Desde aquel beso, y con Lucille Bremer en Yolanda y el ladrón, gran musical del especialista Vincente Minnelli. Tuvo mucho éxito con Holiday Inn y Cielo Azul, sus dos películas con Bing Crosby, bailó con Judy Garland en Eastern Parade, y se reencontraría una vez más con Ginger Rogers en Vuelve a mí.
Se dice que Astaire era un profesional muy exigente, que tenía aterrorizados en el plató a todos, desde el director a los maquilladores, porque no permitía que nadie tuviera ni un fallo. Pero gracias a su obsesión por el perfeccionismo, sus números eran magistrales.
A partir de los 50, rueda menos películas, pero éstas son cada vez mejores. Con Jane Powell hace la brillante Bodas reales, de Stanley Donen, mientras que la mujer de las piernas más deslumbrantes del musical americano, Cyd Charisse, estuvo a su lado en la legendaria Melodías de Broadway, nuevamente de Minnelli, y en La bella de Moscú, de Rouben Mamoulian. Fue un millonario que apadrina a una joven huérfana (Leslie Caron) en la encantadora Papá, piernas largas, de Jean Negulesco.
Pero sobre todo, interpretó a un fotógrafo, que descubre en una librería a una joven con talento para hacerse modelo, nada menos que Audrey Hepburn, en Una cara con ángel. "Su tacto era como la seda y sus consejos todavía bailan en mis oídos. No he conocido a nadie con una dulzura tal, que cada mañana cuando me levanto, me aferro a esa bondad para cubrir la maldad que me rodea", dijo sobre él Audrey Hepburn, que a pesar de la diferencia de edad aceptó trabajar con él porque era uno de sus grandes ídolos desde que aspiraba a hacerse bailarina.
Francis Ford Coppola le puso como protagonista de su homenaje a los musicales clásicos El valle del arco iris, que no tuvo mucho éxito. Astaire probó alguna vez a salirse del género, por ejemplo en La hora final, sobre los supervivientes de una catástrofe nuclear, donde compartía cartel con Gregory Peck, Ava Gardner y Anthony Perkins, o en La misteriosa dama de negro, una comedia con Jack Lemmon y Kim Novak. Por su papel secundario en la espectacular El coloso en llamas recibió la única nominación al Oscar de toda su carrera, aunque en 1950 había recibido una estatuilla honoraria, por sus contribuciones al cine musical.
Había enviudado en 1954, cuando la citada Phyllis murió de cáncer. Se volvió a casar en 1980, cuando ya tenía 81 años, con Robyn Smith, que por entonces tenía 35, y era una entusiasta de los caballos, pasión que compartía con Astaire. Su última aparición en pantalla fue en el film de terror Historia macabra, de 1981. Murió el 22 de junio de 1987 en su residencia de Los Ángeles por una neumonía.
Premios
Nominado a 1 premio
- Actor de reparto El coloso en llamas