
Don Ameche
85 años ()Premios: 1 Oscar Ver más
Pulcritud italoamericana
Fue un actor muy reconocido en la época dorada de Hollywood, con películas amables llenas de clasicismo, en donde de ordinario era el tercero en discordia, interpretando a uno de los personajes secundarios más relevantes.
Pero Don Ameche no encontró el mayor reconocimiento del mundo del cine, el Oscar, hasta 1984, a la anciana edad de 77 años, gracias a su participación en la película Cocoon, en donde interpretó al personaje de Art Selwyn. Durante muchos años antes, sin embargo, había participado en memorables filmes, en donde su fisonomía pulcra, espigada y elegante le había dado mucha fama entre el público.
Hijo de padre italiano emigrado a Estados Unidos y de madre de ascendencia irlandesa y alemana, Dominic Felix Amici nació en Kenosha, Wisconsin (EE.UU.), el 31 de mayo de 1908. El matrimonio tuvo cinco hijos. Don Ameche (americanización de su nombre) empezó a trabajar con éxito en actuaciones de vodevil, y no debutó en el cine hasta 1935, cuando el Ameche tenía 27 años, al aparecer sin acreditar en algunas películas. Antes, con 24 años, Ameche contrajo matrimonio con Honore Prendergast. Con ella tuvo seis hijos y permaneció hasta su muerte en 1986.
Al año siguiente, ya contó con papeles de mayor calado en filmes simpáticos, como Jóvenes enamoradas o Ramona, ambas con la presencia protagonista de Loretta Young, con quien rodaría un total de seis películas. En 1937 participó en otra comedia que se cuenta entre las mejores de su filmografía. Se trata de Amor y periodismo, sobre los tejemanejes de una rica heredera que quiere cuenten buenas noticias sobre ella. El film está interpretado por Tyrone Power y de nuevo por Loretta Young. Curiosamente está dirigido por Tay Garnett un director maldito que se haría célebre por sus películas de cine negro (El cartero siempre llama dos veces). Volvió a ser el tercero en los créditos en otras dos películas protagonizadas por Tyrone Power, el drama Chicago (1937) y el divertido musical La banda de Alexander (1938), dirigida por un Henry King en pleno estado de forma, y que ganó el oscar a la mejor banda sonora. Ese mismo año Ameche había protagonizado la comedia Josette, aunque con menor fortuna. En 1939 llegarían dos de sus películas más destacadas. El gran milagro era una cuidada biografía del inventor Alexander Graham Bell. Dirigida con buena mano por Irving Cummings, el protagonista estaba interpretado por Don Ameche, y de nuevo estaba acompañado por Loretta Young. Y quizá de mayor calado aún es la comedia Medianoche, con protagonismo para la gran estrella de entonces Claudette Colbert.
Los cuarenta fueron también buenos años para el actor. Con Cummings trabajó en otras dos películas, donde Carmen Miranda fue su compañera de reparto. En Serenata argentina (1940) Ameche interpreta al dueño de un caballo de carreras, del que se enamora una jovencita; y en Una noche en Río ambos se reunieron de nuevo, esta vez bajo el género del musical. Más tarde, en 1944, la pareja se reunió de nuevo bajo la batuta de Walter Lang en Greenwich Village, otro musical que no tuvo muy buen recibimiento en taquilla. Con la simpática Rosalind Russell, la célebre Hildy de Luna nueva (1940), trabajó en la espléndida comedia Huellas femeninas, dirigida por W.S. Van Dyke. Dos años más tarde protagonizó junto a Gene Tierney la que fue quizá su mejor película. Se trata de El diablo dijo no, una estupenda comedia del gran genio Ernst Lubitsch. El cineasta de Berlín recrea la historia de un hombre que se presenta en el infierno, donde es rechazado por el diablo. Así conocemos sus aventuras y sus conquistas amorosas.
Tiempo después, Ameche probó fortuna en filmes alejados de la comedia. Tales fueron la bélica Alas y una plegaria (1944) o años más tarde A Fever in the Blood (1961). Mejor recibimiento tuvo la película cercana al cine negro Pacto tenebroso, dirigida en 1948 por Douglas Sirk y con Claudette Colbert como protagonista. Pero a partir de la comedia musical Slightly French (1949), casi todos los trabajos de Ameche tuvieron lugar en telefilmes o series televisivas. Poco a poco fue apartándose de la gran pantalla, salvo en esporádicas apariciones. Sin embargo, en los años 80 regresó a la palestra con algunos filmes que le recuperaron para el cine, tales como Entre pillos anda el juego (1983), o la citada Cocoon (1985), con la que ganó el Oscar, y de la que llegó incluso a rodar una secuela Cocoon: El retorno (1988). Ese mismo año también destacó mucho en Las cosas cambian, comedia dirigida por David Mamet. Su última aparición en el cine tuvo lugar en la comedia familiar Corina, Corina, en 1993, el mismo año en que el 6 de diciembre un cáncer de próstata acabó con su vida.