Tras el estreno de la película Vidocq entrevistamos a Inés Sastre que da vida a la enigmática Preah.
La ambigüedad de Preah es desconcertante…
Sí, ella es muy misteriosa, nunca sabremos si manipula o es manipulada. Se mueve por la vida con una doble faceta: una cara pública de bailarina y cortesana, y otra parte más íntima en su relación con otras personas como Vidocq. Es un personaje muy llamativo, tanto como sus trasformaciones físicas.
Este papel es muy diferente a los hechos con anterioridad…
Desde luego no siempre se me ha visto con look oriental y bailando una danza exótica sobre una mesa (risas).
¿Lo preparaste de alguna forma especial?
Sí, estuve preparándome durante cinco meses con una coreógrafa y practicando gimnasia. Suelo imponerme una disciplina antes del rodaje, para que después sea todo más fácil.
¿Supone esta película un nuevo impulso a tu carrera?
Bueno, el punto de inflexión fue rodar con Antonioni, y hasta ahora la evolución ha sido natural, nada premeditada. Y espero que siga así y me lleguen regalos como el de Preah, un papel que estaba destinado para una actriz francesa y que conseguí tras una serie de pruebas.
¿Qué tal fue trabajar con Gérard Depardieu?
Ya lo había hecho en El conde de Montecristo. Gérard a mi lado fue esa mano que siempre te ayuda y te hace sentir más segura. Es un compañero excepcional y una persona sencilla, generosa y muy sensible. Me lo pasé muy bien rodando con él.