¿Cómo vives? (Genzaburo Yoshino, Montena, 288 págs)
La preciosa novela que ha inspirado la última película de Hayao Miyazaki, titulada El chico y la garza. El maestro nipón de la animación no ha adaptado propiamente esta novela de Genzaburo Yoshino, publicada originalmente en 1937, pues introduce entre otras cosas elementos fantásticos, pero al parecer sí que está imbuida de su pedagogía y reflexiones destinadas al público joven.
Sigue la trayectoria de un escolar adolescente, Junichi Honda, huérfano de padre, al que su tío ha puesto el apodo de Koperu. Se trata de un chico espabilado que vive en Tokio y empieza a hacerse preguntas sobre la vida, ya en el arranque, contemplando la vida de la ciudad desde una azotea, reflexiona sobre las conexiones entre las personas que ve desde arriba, entre ellas y consigo mismo, y se le ocurre la idea de que esa personas son como moléculas que conforman un organismo; al comentarlo con su tío, surge la conversación y la decisión de éste de abrir un cuaderno con sus pensamientos, para que Koperu lo lea cuando sea mayor.
A lo largo de un curso escolar, se describen las amistades de Koperu con otros compañeros –Mizutani, Kirami y Urakawa–, en que asoma el acoso de los abusones de turno a Urakawa, de familia modesta, y la visita a su barrio descubre al protagonista su pobreza. La ley de la gravedad de Newton da pie a considerar cómo pudo surgir tal idea de la caída de una manzana de un árbol. Puede resultar admirable el genio militar de Napoleón, pero también es cierto que las acciones de cada uno tienen consecuencias en los demás. Y uno puede creerse el mejor de los amigos, a los que siempre defenderá, no importa lo que pase, pero la carne es débil, y cuando llega la hora, puede ocurrir como a san Pedro, que cante el gallo y uno haya resultado ser un cobarde. La admisión de los errores, el sentido de culpa, el remordimiento y la petición y concesión del perdón pueden ser momentos hermosos, independientemente de como reaccione el ofendido. Y del sufrimiento se pueden extraer valiosas lecciones.
Yoshino sabe narrar el camino a la madurez del protagonista, cuya máxima expresión es el deseo de querer ser buena persona, y preguntarse con frecuencia, para rectificar si es el caso, la cuestión primordial “¿Cómo vives?”, cuál es el modo en que nos planteamos la existencia. Y lo hace con pasmosa sencillez y excelente manejo de las emociones, invitando al lector a ser buen alumno de la escuela de las virtudes. Sabe además combinar la narración de lo que le ocurre a Koperu con las consideraciones que el tío anota en su cuaderno.