Lo suyo venía de familia, pues era hijo del actor Manuel Dicenta, y nieto del dramaturgo Joaquín Dicenta. Además estuvo casado con Lola Herrera, y tuvo dos hijos, Natalia y Daniel, también ligados al mundillo teatral y fílmico.
Daniel Dicenta nació en Valencia en plena guerra civil, su presencia en los escenarios teatrales desde la década de los 60 le posibilitó ser uno de los rostros habituales del programa de TVE "Estudio 1", donde hizo muchísimas obras como "Tío Vania". En cine debutó de la mano de José Luis Sáenz de Heredia con La verbena de la Paloma (1963). Pilar Miró le dirigió en El crimen de Cuenca (1980) y El pájaro de la felicidad (1993). Imanol Uribe le sacó partido en La muerte de Mikel (1984), aunque especialmente emotivo fue su reencuentro con Lola Herrera en Función de noche (1981), donde les dirigía Josefina Molina.
También fue actor de doblaje, pero la vida no fue amable con Dicenta, de carácter difícil, tenía problemas con el alcohol y en los últimos años contó con la asistencia de Aisge para salir adelante.