Walter Hill cumplió el pasado 10 de enero la respetable edad de 81 años. Lejos de jubilarse, ha vuelto a desenfundar la cámara para entregar un western, género al que pertenecen algunos de sus títulos más celebrados, como “Forajidos de leyenda”, “El último hombre” y “Los protectores”.
Como decimos, Walter Hill vuelve a las carteleras con una nueva película, El cazador de recompensas, un western de aire clásico protagonizado por Christoph Waltz, Willem Dafoe y Rachel Brosnahan, que dedica a la memoria de Budd Boetticher.
Nosotros hemos lanzado globalmente, por así decir, uno de esos carteles que reza “Wanted”, “Se busca”, pidiendo al veterano cineasta que defienda los motivos que le han llevado a dirigir este film. Y ésta es la declaración que le hemos arrancado:
Dead For A Dollar [El cazador de recompensas] es una historia pequeña y sencilla, pero que trata de poner en valor muchos de los tropos del western tradicional: nobleza primitiva, combates rituales que definen el honor, nostalgia por el pasado, y la antigua y dura religión del coraje. Pero al mismo tiempo, es un intento de lidiar con los problemas modernos de la raza y el género con los que todavía luchamos hoy.
Cuando Christoph Waltz aceptó interpretar a Max Borlund, supe que tenía una película. Se convertiría en el cazarrecompensas, más Odiseo que Aquiles. Cuando Willem Dafoe aceptó interpretar a Joe Cribbens, supe que tendría un oponente más que digno. Cuando Rachel Brosnahan aceptó interpretar a Rachel Kidd, supe que lo que aportaría podría proporcionar a la película una resonancia más profunda. Cuando Warren Burke aceptó interpretar al Soldado de Buffalo Alonzo Poe, supe que contábamos con un actor que podría demostrar la complejidad del papel. Cuando Benjamin Bratt se convirtió en Tiberio Vargas, supe que teníamos un actor que no temería mostrar grandiosamente su lado oscuro.
He tenido la suerte de escribir y dirigir la película. Lograr que se financiara fue un milagro, trabajar con este elenco una bendición.
