"Qué suerte tienes. ¡Trabajas viendo pelis!"
Pues bueno, la cosa tiene sus días, a veces preferiría estar picando en una obra que ver bodrios como Jeepers Creepers. El renacer. Pues bien, alguien tenía que meterse a contemplar este clásico que no es tan malo como parecía, sino... ¡muchísimo peor! ¡Es tan predecible que hasta el monstruo sabe cómo va a terminar la película antes que tú!
No hicieron ni pase de prensa, creo que porque a la distribuidora le daba vergüenza enseñar semejante castaña a nadie. Dirige el finlandés Timo Vuorensola, que hace honor a su nombre de pila. Sustituye a Victor Salva, creador de la saga, condenado a prisión por un oscurísimo asunto de pederastia. Se supone que le han cancelado, así que no le meten en los títulos de crédito, en un ejercicio de cinismo absoluto, pues recibirá un porcentaje de los ingresos por haber compuesto al personaje. Los únicos sustos que te llevas son los que te mete el espectador de al lado con sus bostezos.
No resultan creíbles los protagonistas, los jóvenes Imran Adams y Sydney Craven, aunque las líneas de diálogo tan mal escritas no las hubieran salvado ni Robert De Niro y Meryl Streep. Y hablemos de los efectos especiales, ¿de acuerdo? Parecen estar creados por un estudiante de primer año de secundaria con un presupuesto de veinte dólares. ¿Es eso una cara aterradora o solo alguien que se pintó con marcador negro?
Sólo espero que si dentro de otros 23 años deciden retomar esta mierda de franquicia, ya esté bien muerto para no tener que soportar ni los trailers, que me traerán funestos recuerdos.