Procedente de la cantera de adolescentes salidos de American Pie, el sonriente Seann William Scott hace en Evolution su primer papel adulto.
En Evolution los microorganismos “evolucionan” al ritmo de la ley del más fuerte. ¿Ocurre lo mismo en Hollywood para los actores jóvenes?
La vida del actor es impredecible. Un día estás arriba, otro puedes estar abajo, más aún cuando no has consolidado tu carrera. Para que eso no te ocurra debes cubrir tus etapas, aprendiendo de tus compañeros. La ambición de llegar a lo más alto es un objetivo, aunque si vas demasiado rápido te puedes pegar una torta.
Hasta Evolution, ¿qué análisis hace de su carrera como actor?
En mi currículo hay un buen número de gamberros adolescentes obsesionados por el sexo. Éstos habían marcado mi trayectoria hasta llegar a Evolution, mi primera comedia inteligente. Por fin, al lado de grandes actores, he podido cambiar de registro, hacer un papel adulto como el de Waine Graig, aspirante a bombero que “simplemente” quiere echar una mano para salvar el mundo.
Debe ser complicado interpretar una escena cuando otros personajes y cosas no están presentes hasta no ser creados por el ordenador.
Totalmente. Es una sensación un poco falsa reaccionar ante algo inexistente. Luego se hace el milagro, ves en pantalla cómo tu trabajo funciona junto a un `bicho´ digital con ganas de engullirte y la gente se parte de la risa.
Ciencia ficción, efectos especiales y comedia desmadrada. Parece una combinación explosiva.
Sobre todo si tras las cámaras está un especialista en conseguir el equilibrio de estos elementos como Ivan Reitman. Es un tipo que huele lo qué es gracioso, sabe muy bien cómo marcar el ritmo de los diálogos para alcanzar el efecto esperado.
Por cierto, tengo entendido que durante el rodaje usted sufrió las bromas de Orlando Jones y David Duchovny.
Ufff… sí unas cuantas, aunque me las tomé con buen humor. Una de estas bromitas me la hicieron el día que salí con una chica. Yo hacía lo posible para que fuera todo muy romántico. El tema iba sobre ruedas, hasta que le cedí mi chaqueta porque sentía frío. Entonces ella metió sus manos en los bolsillos y encontró puré de patata, pasta, comida de no se sabe cuando. No sabía donde meterme. `Maldito Duchovny´, decía para mis adentros.
Si se encontrará con algún alienígena ¿intentaría comunicarse con él?
Desde luego y lo primero que le soltaría sería eso de ´que hay de nuevo, viejo´. Aunque realmente si de verdad existiera alguno le preguntaría sobre todo aquello que nosotros no sabemos.
