
David Duchovny
63 añosAcción mutante
Reconoce que le falta lidiar para hacer un buen trabajo; detrás de él está la afilada sombra de su alter ego televisivo, Fox Mulder. Pero como en su día hizo Sean Connery, ha llegado el momento de hacer brillar la madera de actor más allá del personaje. Hechizo del corazón es una buena muestra de lo mucho que puede llenar una sonrisa tan encantadora como la suya, alejada de monstruos pegajosos y hombrecillos verdes.
En la vida siempre hay que esperar ese providencial momento que pueda cambiar tu suerte. Esto es lo que debió decirse David Duchovny cuando lo eligieron para meterse en el pellejo del lacónico agente del FBI, Fox Mulder, en la serie Expediente X. Lo que seguro nunca imaginó es que el cambio en su carrera pudiera ser tan fulgurante. En menos que canta un gallo pasó de hacer papelitos de medio pelo, en películas como Bad Influence (1990) o Chaplin (1992), a convertirse en una estrella de la pequeña pantalla. Hoy, después de siete temporadas descubriendo conspiraciones alienígenas hasta debajo de las alfombras, quiere centrarse en el Séptimo Arte. Con la aceptación del público puede contar –las féminas le dedican en Internet páginas por doquier–. También valerse de una cabeza bien amueblada que sabe perfectamente lo que quiere. No en balde, no dudó en poner el punto y final a su Doctorado en Letras por la Universidad de Yale y volcar todas sus energías en la interpretación: “Me encontré con ella y acepté mi destino”. Y es que si algo parece sobrarle es coraje.
Lo cierto es que los primeros pasos de este neoyorquino de cuarenta años no fueron precisamente para lanzar cohetes. Desde la anecdótica presencia en su primera película, Armas de mujer (1988), tuvo que transcurrir cierto tiempo para que la crítica se interesara por su trabajo. Fue con Baby Snatcher (1992) y, sobre todo, con Kalifornia (1993). En esta road movie con tintes de psycothriller, es el torturado compañero de viaje de una pareja de peligrosos “colgados”. Aunque tímidamente, el cine parecía abrirle las puertas. Pero ese mismo año le tocaba hacer mucho ruido en el medio catódico con el inicio de Expediente X. Previamente llamó la atención encarnando a un agente travestido en la conocida serie Twin Peaks; e igualmente en otra, Red Shoes Diaries, como narrador de fantasías eróticas.
Durante cuatro años, Duchovny se dedicó en cuerpo y alma a la televisión. Un período apartado “de lo que se llama una vida normal”. Esa situación empezó a cambiar cuando sintió la necesidad de tener cerca a la familia, acelerada a partir de su primera hija con la burbujeante actriz Téa Leoni. También, con el protagonismo en un thriller, Jugando con la muerte (1997), se activó una carrera cinematográfica en stand by. A pesar de estar acompañado por la fruta más tentadora para el pecado, Angelina Jolie, las particulares implicaciones de un médico con la mafia fueron un fracaso comercial. Todo lo contrario a lo ocurrido con Expediente X: la película (1998), una traslación al cine de lo que pudo ser un capítulo cualquiera de la serie. Poca chicha, aunque lo suficiente para el taquillazo gracias a una legión de incombustibles admiradores. En vista del posible filón a explotar con esta fórmula, Duchovny, muy suelto de huesos, no perdió la oportunidad de manifestar su deseo de seguir vistiendo el traje del agente Mulder, aunque sólo en la gran pantalla. Todavía está por ver si la Fox traga, máxime después de que el propio actor obtuviera 30 millones de dólares por el arreglo de una sentencia contra la compañía al haber malvendido los reestrenos de la serie a un canal de cable.
Quienes lo conocen dicen que es de esos tipos que nunca se muerden la lengua. También que es un intelectual –devora libros y escribe poesía–, y que tras su exquisita educación hay un alma de clown que aflora con enorme chispa cuando está distendido. Posiblemente por ello, se siente fresco como una lechuga en Hechizo del corazón (2000), dirigida por Bonnie Hunt amiga y compañera en Beethoven. Uno más de la familia (1992). En Hechizo del... arranca sonrisas y más de una lágrima, como viudo que se enamora de la mujer a la que le han transplantado el corazón de su esposa fallecida. Una comedia romántica que hasta el momento es su mejor interpretación.
En la actualidad Duchovny rueda Evolution a las órdenes de Ivan Reitman, comedia donde da vida a un profesor universitario encargado de salvar al mundo de, cómo no, un organismo extraterrestre. Quién sabe si su regreso a la ciencia ficción en clave de humor le sirve para exorcizar el sambenito de eterno agente Mulder adherido a su piel, últimamente más estigma que aquel maná que le trajo la fama.