Jason Bourne está en Madrid. Y también una de sus perseguidoras, la agente de la CIA Heather Lee. Pero no han protagonizado una espectacular persecución por la Castellana, aunque los actores que interpretan a estos personajes en “Jason Bourne”, Matt Damon y Alicia Vikander, se alojan en un conocido hotel del conocido paseo madrileño.
En cambio, han comparecido antes los medios para desgranar algunos aspectos del nuevo film “Bourne”, Jason Bourne, el quinto de la saga, el cuarto con Matt Damon como protagonista y el tercero con Paul Greengrass tras la cámara. Mientras que Alicia Vikander es una recién llegada a la franquicia.
Explica Damon que uno de los atractivos del film estriba en que se plega a la actualidad. “Hacemos referencia a Edward Snowden, y a las fricciones entre la defensa de los derechos civiles y la libertad frente a la seguridad. El mundo ha cambiado desde que hice mi última entrega en 2007. Ha habido novedades tecnológicas. Y aunque no damos respuesta a los desafíos que se plantean, reflejamos la actualidad”, afirma el protagonista y también productor del film. Y recuerda que enn anteriores filmes “estaba presente la era Bush y el terrorismo, utilizamos como escenarios las ciudades de Nueva York, Londres y Madrid, donde han tenido lugar terribles atentados, aunque la mención al tema no fuera explícita”.
Damon considera que los tiempos han cambiado desde los tiempos de la Guerra Fría, “en que la Unión Soviética y la KGB presumían de tener 21 millones de informadores, entre sus ciudadanos”. Aunque no se considera un experto, y entiende que existe una fricción entre libertad y seguridad, agradece que Snowden haya hecho público el espionaje llevado a cabo la NSA, la Agencia de Seguridad Nacional.
Alicia Vikander asegura: “Quiero vivir en un mundo seguro, pero también quiero mi libertad”. A una pregunta provocadora sobre la posible trama de un nuevo film a que daría lugar la llegada de Donald Trump a la presidencia, Damon se ríe y piensa que si tal cosa ocurre “puede que ni Bourne logre salvar al mundo”. Ante las incertidumbres políticas, Vikander añade que está preocupada por el Brexit, y piensa que Europa puede recorrer un camino parecido por el populismo.
Les pregunto a Damon y Vikander qué elemento distintivo presenta Bourne frente al Ethan Hunt de Misión imposible y James Bond, cuando las 3 sagas tratan de pegarse a la actualidad reciclándose, y si podrían ser intercambiabales las películas. Un diplomático Damon hace hincapié en que “hay espacio para las 3 sagas”, y que “cuando hago una película Bourne me centro en ella, no pienso en competir”, mientras alaba el trabajo de su colega Tom Cruise, del que dice que piensa ha hecho algo extraordinario.
Los años pasan, y Damon ha tenido que entrenar y ponerse a dieta de nuevo. Es realista y comenta que “un día alguien me sustituirá en la saga, un hombre o una mujer, lo que decidan en Universal”.
Vikander está encantada de haber trabajado con Greengrass, que piensa introduce en la película un elemento de autenticidad. Algo que le gusta, pero ella preparó a fondo su personaje, al que considera “un símbolo del cambio”, lo que le llevó que a “conocer personas con los habilidades de mi personaje como hacker, me resulta admirable hablar con gente inteligente que ha trabajado en la CIA, que tiene hasta tres doctorados, se aprende mucho”. Lo que parece que ha aprendido es a desarrollar proyectos, pues a través de una pequeña compañía dice estar ilusionada en acometerlos desde cero, con tareas creativas, aunque esto no suponga necesariamente escribir un guión o dirigir. Precisamente la dirección es una tarea pendiente para Damon, que estuvo a punto de hacerlo con Tierra prometida, aunque al final confió en su amigo Gus Van Sant.
Un caballeroso Damon dice que sus escenas favoritas de la película son aquellas en que comparte plano con Vikander, dos, pues como caba imaginar, Bourne es un tipo bastante elusivo. En cambio la actriz se decanta por una ajena a ella, pero que le encantó ver rodar: “la de Las Vegas, sin efectos digitales, con los coches volando por las aires”.
