El mundo está loco, loco, loco. A nadie amarga un premio, y se puede entender que una productora, o los amigos de un actor, o incluso el propio actor, haga campaña para lograr apoyos. Parece ser que algunas de las acciones en esa dirección pueden contravenir determinadas normas, y como nadie se esperaba una nominación al Oscar para una actriz poco conocida, presente en una película que no ha pulverizado las taquillas, la Academia de Ciencias y Artes Cinemetográficas de Hollywood ha decidido investigarla.
Con la sutileza propia de un elefante que entra en una cacharrería, la Academia ha decidido promover una investigación para descubrir si la candidatura de Andrea Riseborough a mejor actriz por su película To Leslie se ha conseguido mediante alguna acción irregular. Que su nombre figurara entre las 5 finalistas fue una sorpresa, aunque lo cierto es que en los últimos días muchas colegas como Jennifer Aniston, Charlize Theron o Gwyneth Paltrow, y actores como Edward Norton, habían expresado su admiración por el trabajo de la actriz. Aunque el film fuera poco conocido y no hubiera tenido gran repercusión entre el público, el boca a oreja, que en los tiempos actuales es a traves de los dispositivos móviles, ha logrado el feliz resultado para Riseborough de optar a ganar la estatuilla dorada.
El pasado viernes 27 de enero, la Academia sorprendía con un comunicado en que sin nombrar a la actriz, sugería que su nominación podría ser ilegítima. Entre otras cosas se decía "El objetivo de la Academia es garantizar que la competencia de premios se lleve a cabo de manera justa y ética, y estamos comprometidos a garantizar un proceso de premios inclusivo" para añadir a renglón seguido que "estamos realizando una revisión de los procedimientos de campaña en torno a los nominados de este año, para asegurarnos de que no se violaron las pautas y para informarnos si es posible que se necesiten cambios en las pautas en una nueva era de medios sociales y comunicación digital".
Las reacciones no se han hecho esperar. Marc Maron, compañero de Riseborough en To Leslie, habla de paranoia y comenta en su podcast WFT lo obvio, que "millones de dólares [se] invierten durante meses y meses de campañas publicitarias, anuncios, proyecciones de grandes entidades corporativas de entretenimiento, y Andrea fue apoyada por sus compañeros a través de una campaña de base impulsada por unos pocos actores". Y el director Paul Schrader ha sido provocador dirigiéndose a la Academia y diciendo "Yo la voté, hala, investigadme".
Lo más probable es que la susodicha investigación se quede en agua de borrajas. Pero el efecto colateral que puede producirse –ya ha empezado–, es que se genere una corriente de simpatía que impulse a los académicos a dar su voto a Andrea Riseborough, que se convertiría en una pequeña David, capaz de vencer a la Goliat favorita en todas las quinielas, que no es otra que Cate Blanchett por Tár. En fin, tras la célebre de Will Smith, una nueva bofetada de indeseada popularidad mediática, a anotar en el haber de una Academia, que sigue perdiendo prestigio, al abandonar el cine popular, y estar obsesionada con no solo ser honrada, sino parecerlo, muy inclusiva y muy guay, pero sin magia. Así no era Hollywood.