Nunca creí que, dedicándome a la crítica e información fílmicas, tuviera que preocuparme de que algunas personas presten demasiada atención a ver películas y relatos seriados. Pero así es, y es que algunos, como don Quijote leyendo libros de caballería, se han acabado creyendo protagonistas de una historia creada para las pantallas. Confíemos, por lo menos, que tenga “happy end.”
Sin ir más lejos tenemos al actual inquilino de la Moncloa y reciente perdedor de las últimas elecciones municipales, que como “star” de su propia serie ha decidido “en conciencia” dar un giro al guión y convocar elecciones generales en plena canícula veraniega. Ya que le falló su docuserie, que ningún canal ni plataforma quiere comprar, una suerte de “ala oeste de la Moncloa”, y tras la cuchufleta de su ristra de cortos con actores no profesiones en la reciente campaña electoral, ha preferido retomar el “reality” del que es protagonista absoluto, y que cualquiera diría que tiene como referente a la reciente ganadora de los Oscar Todo a la vez en todas partes, pues simultáneamente vamos a tener un presidente del gobierno, un presidente de la Unión Europea, un presidente en campaña, y, tal vez, un Secretario General de la OTAN, de entrada sí, cuatro en uno, bienvenidos al multiverso.
Sí, resulta penoso ver a políticos tan sedientos de poder, como si de un Frank Underwood de pacotilla se tratara, urdiendo maniobras y golpes de efecto al estilo House of Cards, para mantenerse en su poltrona, o su trono, les encanta jugar a Juego de tronos mientras hacen feos al monarca reinante. Y si en el camino enturbian todo como si estuvieran en otro juego a vida o muerte, El juego del calamar, pues mejor que mejor.
Me voy pero me quedo, tal vez tenga un puesto ahí fuera, pero si no, me quedo dentro, Succession también parece ser una influencia en nuestros políticos y gobernantes. Conciben su presencia en un partido, no como un esfuerzo para ocupar puestos que permitan servir al ciudadano y al bien común, sino más bien como un juego de supervivencia, donde siguiendo la filosofía hobbesiana “el hombre es un lobo para el hombre”, sólo puede quedar uno, preferiblemente “yo”, como en Los juegos del hambre. ¡Dame un puesto en la lista, Peeeedro –no Almodóvar, aunque éste, con sus incendiarias declaraciones, oh, extraña forma de vida, se diría que quiere meterse en política, cualquiera sabe–, vociferan los súbditos, que quieren puestos, como Parásitos que son o aspiran a ser, del erario público!
Nuestros políticos le han tomado gusto a acudir a los Premios Goya, con esmoquin, faltaría más, viva el cine español. Andan como Pollos sin cabeza y parece ser que han visto As bestas, la ganadora de la última edición, y algún político del noroeste ha tomado nota, nada de sentarse a negociar y hacer pactos con un aliado natural, no vaya a ser que tengan enfrente dos hermanos bestiales, y aquello le reste votos, todo cálculo y cuquería, nada de grandeza de miras, ¿servir?, no, por favor, qué palabra más fea, ganar con muchas ganas. Y es que para pactos asombrosos y tenebrosos, los de esta legislatura, que ha convertido en socios Inseparables a quienes nunca debieran haberlo sido.
Las películas y series de zombies, tan abundantes, han hecho mella en muchos profesionales de la política, que deambulan por ahí como auténticos muertos vivientes, no saben que la han espichado hace tiempo. Algunos la han dejado definitivamente, o eso parece, pero otros dicen que sí mientras siguen en la radio todo el día agarrados a un micrófono, enredando y diciendo lo que hay que hacer y dejar de hacer. Ah, y no me olvido de las que se sienten protagonistas de El cuento de la doncella, combatiendo al horrible patriarcado mientras aprueban leyes chapuza que dejan sueltos a violadores y pederastas, y en vez de reconocer el error, pues siguen viviendo del cuento, es todo una conspiración de los cavernícolas de turno.
En fin, se cultiva el miedo y el pánico, que vienen los malos, peligro inminente, pero aunque sabemos que estamos ante Un futuro desafiante, donde mandan demasiado las Apariencias, no perdamos la esperanza, Por un mañana mejor. Falta nos hace.