Pollos sin cabeza (2023), de Adolfo Martínez Pérez

Alberto Martín Ruiz, alias Beto, tenía un futuro brillante como futbolista. Pero se le fue la mano en el uso de sustancias ilegales, hasta que por culpa de un accidente de tráfico tuvo que renunciar a su carrera deportiva. Años después sobrevive como representante deportivo, al servicio sobre todo de Willy, una prometedora figura del balompié. Pero su principal competidor, el despiadado Martinelli, le roba de forma sucia a su jugador, así que como venganza tratará a su vez de quitar al otro a Nardinho,

Pokeepsie Films, la compañía de Carolina Bang y Álex de la Iglesia, arropa esta comedia de siete capítulos breves, de una media hora de duración, que se atreve a desmitificar el mundo del fútbol. Están acreditados como creadores Pablo Tébar y Jorge Valdano Sáenz, hijo del famoso futbolista y comentarista argentino Jorge Valdano, que arropa a su vástago con un cameo en el primer capítulo. El protagonista parece inspirado en el personaje de Tom Cruise en Jerry Maguire, pero en versión casposa.

Muchas situaciones tienen su gracia, sobre todo la parodia del egocentrismo de algunas estrellas, y de la explotación absurda de su imagen en todo tipo de productos. No se dan nombres, pero no hace falta saber mucho de fútbol para saber a quiénes se hace referencia en diferentes episodios. Pese a todo, se abusa de algunos gags un tanto soeces, y la serie acusa desde el tercer capítulo una clara falta de dirección, pues se limita a acumular situaciones. Consigue hacer bastante creíble al personaje central Hugo Silva, mientras que Miguel Ángel Solá hace lo propio con Martinelli. De hecho, el nivel de estos dos actores hace preguntarse si no merecerían estar al servicio de una producción más ambiciosa.