Policía en Israel

Yaron es miembro de un grupo antiterrorista de la policía. Él y sus colegas son tipos duros, a veces despiadados, que viven la camaradería a su modo. Están un momento delicado porque tienen en perspectiva un juicio por el homicidio de varias personas, y han decidido que uno de ellos asuma todos los cargos, ya que no podrá ser llevado a juicio por una inminente operación de cáncer. Por otra parte, Shira es miembro de un pequeño grupo de jóvenes ingenuos e idealistas que pretenden cambiar las injusticias sociales pistola en mano. Planearán para ello el secuestro de dos multimillonarios durante una boda.

Incómoda película israelí que crítica con dureza la situación social del país con una historia un tanto simple en sus planteamientos. El punto clave es hacer notar claramente que la amenaza no viene de los palestinos o musulmanes sino de los propios judíos, ciudadanos desencantados ante el funcionamiento de un estado desigual, pobre, que a su entender oprime a sus habitantes por medio de un capitalismo que deja de lado las necesidades de la mayoría de la población.

Desde luego, el director Nadav Lapid es valiente al no pintar un país lo que se dice idílico, pues más bien ofrece todo lo contrario a lo que sería la tierra prometida, un lugar donde reina el más pragmático y desencantado nihilismo. El ritmo es tedioso, algo opresivo y los personajes –policías y terroristas– tienen el rasgo común de parecer terriblemente infelices. Tampoco ayuda al resultado que ninguno de ellos genere la más mínima empatía, aunque las interpretaciones de Yiftach Klein (Yaron) y de Yaara Pelzig (Shira) sean buenas, creíbles, y la simpleza y contundencia de la trama haga llegar el mensaje a su destino.