Requiebro (1955), de Carlos Schlieper

La joven cantante española Paloma Reyes trata de triunfar en los escenarios argentinos sin demasiado éxito. Pero la toma bajo su protección la antigua estrella Isabel Mendoza, viuda y madre de Eduardo, quien es dueño de una estancia con mucho ganado, pero con fama de mujeriego empedernido. El médico Santiago mira a Paloma con amorosos ojos, mientras que Eduardo discute con ella todo el rato.

Coproducción hispano-argentina de Cifesa, donde Carmen Sevilla se encuentra en todo su esplendor, desprendiendo alegría, simpatía y belleza, a la vez que se luce con las canciones que irán labrando su fama, “Requiebro”, “Carmen de España”, “Castillito de arena” y “Coplas de la Giralda”.

La trama es bastante elemental, con elementos folklóricos que incluyen gauchos, empresario caradura, mecenas maternal y vestidos con volantes de sevillana, y males de amores, aunque tiene bastante gracia la guerra de sexos entre Paloma y Eduardo, galán “con canas” que lo hacen más atractivo, y al que da vida Ángel Magaña. Los elementos de melodrama conviven bien con algún que otro contrapunto cómico, donde Sevilla brilla gracias a su amable picardía.