Fuga de reinas (2023), de Jorge Macaya

Paty –esposa trofeo de un político– decide dejarlo todo y emprender un viaje por carretera en un descapotable rojo con sus amigas treintañeras como ella, Marilú –atrapada en un matrimonio que no la llena–, Famela –a quien su cónyuge no hace mucho caso– y la rebelde Estrella, rumbo a Puerto Morelos, al sur de México. Allí podrán llevar a cabo todo lo que siempre quisieron hacer, pero por una razón u otra no llevaron a la práctica. Por el camino conocen a Lola, una mujer solitaria que se une al grupo.

Intrascendente y frívola comedia mexicana que parece una versión descafeinada de Thelma y Louise, pero con más protagonistas. Todo parece concebido para el lucimiento de Martha Higareda, una estrella en el país azteca por titulos como No manches Frida, sin apenas repercusión en el exterior, que aquí no sólo interpreta el papel principal, sino que también produce y hasta firma en solitario el guión. Precisamente, el libreto es el punto más débil del film, pues no consigue articular personajes mínimamente creíbles.

Así las cosas, las actrices protagonistas lo tenían difícil para resultar mínimamente creíbles. Pero es que tanto Higareda como sus acompañantes, parecen no haber trabajado demasiado sus interpretaciones. Terminan de estropear la función los poco inspirados chascarrillos, y un par de escenas subidas de tono al estilo cutre.