Sharknado (2013), de Anthony C. Ferrante

Una serie de gigantescos tornados en el mar producen el misterioso fenómeno de engullir hasta el cielo a miles de tiburones. Cuando la tormenta llegue hasta las costas de Los Ángeles y el mar inunde la ciudad, los tiburones empezarán a aparecer en medio de las calles. Fin, que ha perdido su bar al borde de la playa, huye del desastre junto a unos amigos e irá en busca de su ex mujer y de sus hijos, que pueden estar en peligro.

Telefilm de acción, de bajo presupuesto, dirigido por Anthony C. Ferrante (Habitación 333) y estrenado en la cadena Syfy con gran éxito de público. El guión es tremendamente tópico, con situaciones y diálogos ridículos, al margen de que los mismos hechos son absolutamente increíbles, casi irrisorios, con variadísimas escenas tremendamente fantasiosas –el helicóptero, el desenlace con la sierra mecánica, etc., etc.– y unos efectos especiales tan baratos que cantan de lo lindo. El enorme ritmo y el trabajo del reparto quizá sea lo mejor, unido a algunos golpes de humor negro, que se ríen de la gran industria de Hollywood y que tienen su gracia, como el lúgubre destino del tipo que quiere ser actor o la huella que deja un tiburón en el paseo de la fama, frente al Teatro Chino de Grauman.