Una vida maravillosa (2023), de Mehdi Avaz

Elliot Winther perdió a sus padres durante una tormenta en alta mar mientras navegaban. Ahora sobrevive preparando pescado para su venta en el mercado, mientras que en sus ratos libres canta y toca la guitarra. Acepta acompañar a Oliver, un amigo que va a actuar en una fiesta. En medio de la actuación el chico se pone nervioso, y no puede seguir, así que para no hacer el ridículo Elliot le reemplaza. Resulta que lo hace mucho mejor, así que Suzanne, productora de discos y esposa de un artista legendario, le ofrece un contrato. Desde ese momento, al joven parece irle de fábula, pues empieza a hacerse famoso, e inicia una relación idílica con Lily, hija de Suzanne, pero reaparece Oliver, que le pide parte de las ganancias al asegurar que él compuso la canción que le ha hecho famoso.

Producción sueca para Netflix protagonizada por Christopher, cantautor de éxito en aquellas latitudes, al que le han compuesto un guión muy similar al de las películas de otras estrellas de la canción reconvertidas en actores, como Raphael o Antonio Molina, que protagonizó El pescador de coplas, de argumento con muchos puntos en común. También recuerda a Ha nacido una estrella, pero aquí aspira a triunfar un chico que recibe consejo de una veterana del sector.

Funciona a las mil maravillas durante la primera mitad, que ilustra acerca de la importancia de creer en uno mismo, y luchar por cumplir los sueños. Pero después recurre a giros propios de un culebrón que no acaban de resultar creíbles, sobre todo el chantaje al que somete al protagonista su antiguo amigo, y las complicaciones absurdas en su relación con la chica. Con su interpretación de Lily, la joven Inga Ibsdotter Lilleaas se perfila como una joven con futuro. Al tal Christopher se le da bien hacer de sí mismo, y se luce con los numerosos momentos musicales, por su voz extraordinaria.