Suelen decepcionarme las exposiciones dedicadas al cine.
Uno acude ilusionado a ver la de James Bond por ejemplo, y se encuentra con los dientes de tiburón, en realidad un trozo de yeso que el actor se ponía en la boca, y cuatro trajes que bien podrían ser de la saga, o de la boda de mi primo, así que se va a casa desilusionado tras haber pagado un precio desorbitante que en los últimos años sobrepasa los diez euros. Pese a que he tenido que pedir un crédito para poder visitar Stanley Kubrick: The Exhibition en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, debo decir que los cinéfilos la disfrutarán a tope. Todavía se puede acudir, hasta el 8 de mayo.
De todo lo que ofrece la muestra me quedo con los numerosos storyboards de películas de Stanley Kubrick, como Espartaco y Teléfono rojo: volamos hacia Moscú, guiones con anotaciones, trajes de astronauta y el disfraz de uno de los monos de 2001: una odisea del espacio, la máquina de escribir y el hacha de Jack Torrance, de El resplandor, y la lente fabricada por la NASA y hasta la cámara con la que se rodaron las secuencias iluminadas por las velas de Barry Lyndon. Una delicia para cualquier cinéfilo, y además, la expo está muy bien organizada, con salas que imitan los decorados de los filmes.
Me alegro de que haya tenido tan buena acogida, y de que se venere al genial cineasta, pero me temo que si Stanley Kubrick iniciara hoy su carrera, le cancelarían en el minuto 1. Si han relegado al olvido a Joss Whedon por gruñir demasiado a algunos actores, al tipo que hizo la vida imposible a Shelley Duvall durante el rodaje de El resplandor, para que acabara tan desquiciada como su personaje quizás le fusilarían en una plaza pública para dar ejemplo. No vale como excusa que a Shelley Duvall se la recuerda sólo por esa película, ni mucho menos por su horrible trabajo como Rosario Oliva en la abominable Popeye, que dirigió Robert Altman, ni por la moñada de Los cuentos de las estrellas. Para la generación de cristal no vale decirle a tu actor que ha hecho mal la escena y que la repita, no sea que le traumatices.
![]() |
Top Listas Decine21 |
Aunque tenga una imagen pública de tipo excéntrico y colérico, en realidad Stanley Kubrick era un tipo tranquilo y familiar. De carácter sereno, se limitaba a dar instrucciones con calma, lo que pasa es que hacía repetir las tomas que hicieran falta hasta que saliera lo que él quería. He leído muchas declaraciones de colaboradores que le consideraban un tipo extraño. Pero cuando leo o escucho a profesionales que considero inteligentes lo pintan como un tipo bastante normal. Me quedo por ejemplo con lo que comentaba en las entrevistas Leelee Sobieski, la adolescente de Eyes Wide Shut.
"Era un hombre encantador", afirmaba la actriz, que parece tener la cabeza bien amueblada, aunque hoy haya sido injustamente olvidada. "Nos dijo a mí y a mi madre que volviéramos a Inglaterra para enseñarnos los alrededores de los sitios en los que rodamos. Su reputación de que rodaba muchas tomas era cierta. No conté cuántas hicimos. Pero no me importó, porque no era un dictador. Realmente valoraba nuestra opinión. Además, era diferente cada vez, y era divertido, nunca aburrido en absoluto".
Recuerda que puedes leer más historias de cine y estar al tanto de todos los estrenos de cine en Decine21.com.