10 días de un buen hombre (2023), de Uluç Bayraktar

Sadik ha salido no hace mucho de la cárcel, donde ha permanecido siete años. Abogado relacionado con personas pudientes, su novia no le ha esperado. Los que le conocen se refieren a él siempre como “un hombre bueno”. Incluida su abogada, que le pide que ayude a su asistenta a dar con el paradero de su hijo desaparecido, teóricamente un buen chico, aunque en realidad metido en asuntos muy turbios. Comenzará su investigación siguiendo a la descarada hermana del joven, e irá topándose con gente muy peligrosa.

Cinta del cineasta turco Uluç Bayraktar, que bebe de la tradición del cine negro y del polar. En efecto, Nejat Isler da el tipo perfecto del detective que sigue las reglas de su particular código moral, que le lleva a ayudar a una joven vecina a la que pegan y quieren desahuciar, o a la madre del desaparecido, y que sabe vadear las aguas sucias en las que se adentra, redes de narcotráfico y de trata de personas.

Pesa el tono confuso del arranque, con unas escenas de asesinos con máscaras que más parecen parte de una performance o de un slasher, que del tino que sigue después. También la sordidez de bastantes pasajes, con escenas de tortura bastante desagradables, y abundantes escenas de cama que no vienen a cuento. Y ello mezclado a veces con momentos oníricos del protagonista en una isla paradisíaca, que representa el anhelo de la felicidad nunca alcanzada. A veces capta el interés, otras uno pide que esto se acaba ya, pues el desmedido metraje supera innecesariamente las dos horas.