El guardián de acero (2020), de Jae-Hoon Choi

Corea del Sur, siglo XVII. Cuando la guardia se rebela contra el señor de la dinastía Joseon, sólo un joven se enfrentará a los rebeldes, comandados por un experimentado luchador. Finalmente el joven, rendido ya su señor, escapará a las montañas con un bebé al que criará como su hija. Muchos años después, ésta es una jovencita ávida de aventuras en la gran ciudad, pues su padre –que está casi ciego– siempre le ha impedido vivir en sociedad debido a los peligros que acechan. Pero la joven no hace caso y pronto será secuestrada, mientras los distintos señores feudales luchan entre ellos por el poder en la época en que China pretende dominar todo el territorio.

Entretenida película de acción coreana, donde, más allá del argumento, lo mejor son sin duda las largas escenas de combate espada en mano. Cuenta con un protagonista atractivo, que apenas dice una palabra, que viste como un vagabundo y que está a punto de quedarse ciego, pero que demuestra ser casi un superhombre con la espada en la mano y que no cejará en el empeño de defender a su hija. Por el modo de pelear del protagonista (muy bien interpretado por Jang Hyuk), apoyándose en el sonido, recuerda mucho también a la película Zatoichi. Desde luego, los amantes de las películas de acción orientales están de enhorabuena, porque aquí disfrutarán de soberbias coreografías. 

Por lo demás, El guardian de acero puede chirriar un poco en su argumento, ya que resulta bastante confuso a la hora de dilucidar a los diferentes señores enfrentados, las razones de sus actos, las rivalidades existentes, etc. También se deja de lado a algunos personajes que parecen haberse quedado en el tintero cuando parecía que iban a ser claves en la trama, como en el caso de la joven interpretada por la actriz Lee Na-Kyung. Pero en general estamos ante una producción más que correcta.