Ice Age: las aventuras de Buck Wild (2022)

En la fresca (permítase el chascarrillo fácil) Ice Age (La edad del hielo), de 2002, el mamut Manfred, el oso perezoso Sid y el tigre de dientes de sable Diego devolvían un bebé humano a su familia. En la primera de las cuatro secuelas que tuvo, Ice Age 2 (El deshielo), Manny se enamoraba de una hembra de su especie, Ellie, que por una crisis de identidad se creía una zarigüeya, como Crash y Eddie, que sí pertenecían a esta especie, y a los que consideraba sus hermanos. Estos dos últimos provocan un alud que destruye el campamento donde pasan todos el verano, en este nuevo spin-off. Como resultado, Manny les regaña, así que Crash y Eddie abandonan la manada para arreglárselas por sí solos. Acaban en el Mundo Perdido, el territorio subterráneo aún poblado por dinosaurios donde habían estado antes con sus amigos. Allí les persiguen peligrosos velocirraptores, aunque por suerte ellos contarán con la ayuda de la comadreja tuerta Buck, un antiguo aliado.

Tras adquirir Fox, Disney cerró Blue Sky, su filial dedicada a la animación digital. Ahora, tira a la basura su más popular franquicia de animación digital, con una entrega tan desastrosa, que quienes la vean difícilmente picarán con otra en el futuro. Para empezar, falta lo mejor de la saga, la protoardilla Scrat, que por problemas legales –en concreto una denuncia de la artista que la había creado– no aparece, y eso que después se llegó a un acuerdo que ha permitido que el personaje protagonice Ice Age, las desventuras de Scrat, una serie de cortos que también se estrenará en Disney+.

Por otro lado, la penosa animación de este descuidado subproducto sólo se explica por las ansias de ofrecer estrenos en la plataforma de streaming Disney+. Resulta llamativo que el primer film de la saga, estrenado veinte años atrás, tenga mayor calidad estética que esta cinta, con movimientos poco fluidos de los personajes, y unos fondos poco atractivos compuestos con escasos trazos. No resulta extraño que no la firme Disney, sino Bardel Entertainment, un nuevo estandarte que en realidad pertenece a la multinacional del ratón.

Pero resulta más decepcionante si cabe el argumento, pues para empezar tiene como protagonistas a dos irritantes personajes, Crash y Eddie, que intentan recuperar el humor de parejas de personajes de los clásicos de animación, como Chip y Chop. Por desgracia no sólo no consiguen hacer reír, sino que ponen nervioso al respetable por su torpeza. El debutante realizador John C. Donkin, que hasta ahora ejercía como realizador en la serie, no consigue hacer atractiva una trama pueril, que se distingue por diálogos de bajísima calidad. Quizás sea mejor dejar que se extinga, como las especies de los animales protagonistas.