Siete reyes deben morir (2023), de Edward Bazalgette

Siglo X. Uhtred se ha convertido en líder de Northumbria, al Noreste de Inglaterra, mientras que Osbert, su vástago, se ha instalado en su corte. Tras la muerte del rey Eduardo, que reinaba al sur, Eadifgu, su viuda, y Edmund, hijo menor del fallecido, piden exiliarse en el territorio gobernado por Uhtred, que tratará de mediar para que el muchacho se reúna con sus hermanos mayores. Sin embargo, la lucha de estos por la sucesión será sangrienta, pues Aethelstan no duda en matar a quien le niegue la corona, aunque Anlaf, un guerrero danés, reunirá un ejército muy poderoso para acabar con él.

Tras cinco temporadas, la trama de la serie The Last Kingdom –basada en novelas de Bernard Cornwell– concluye con este largometraje, donde los recién llegados quizás no entiendan algunas de las subtramas, ya que se da por supuesto que se conoce de sobra a muchos de los secundarios y el contexto histórico: la Inglaterra anterior a la llegada de los normandos. Dirige Edward Bazalgette, responsable de algunos de los mejores capítulos de la ficción, que esta vez aprovecha que consta de un presupuesto bastante holgado, que se nota por ejemplo en la vistosa batalla final.

Mezcla muy bien personajes históricos con otros inventados, y las secuencias épicas se entremezclan con intrigas y el enfrentamiento religioso entre los cristianos y los paganos. En el apartado actoral, Alexander Dreymon, aprovecha que tiene muy interiorizado a su personaje, Uhtred, al que lleva interpretando durante casi una década. Entre los habituales que reaparecen destaca Harry Gilby como Aethelstan.