Bodyguard (2018), de Thomas Vincent

Entretenida miniserie británica en torno a un tema de rabiosa actualidad, el temor a ataques terroristas de extremistas islámicos en Occidente. La trama arranca precisamente cuando David Budd, sargento de la policía y antiguo veterano de la guerra de Irak, frustra un atentado suicida en el tren en el que viaja con sus dos hijos pequeños. Tal hazaña es premiada con un ascenso, a partir de ahora será el guardaespaldas de Julia Montague, la ministra del interior. Esto produce sentimientos contrapuestos en David, que sufrió estrés postraumático tras su experiencia bélica, y que no soporta que su nueva jefa fuera una acérrima partidaria de la intervención en Irak. Además, actualmente está separado de su mujer Vicki, y aunque él querría tener a la familia unida, la otra no está por la labor, considera que el trastorno del marido resulta insoportable.

Jed Mercurio ha creado una trama entretenida y muy dinámica, los directores Thomas Vincent y John Strickland logran introducir un ritmo y tensión adrenalíticos, que ayudan a hacer más llevadero el excesivo hieratismo del protagonista, Richard Madden, conocido sobre todo por haber sido Robb Stark en Juego de tronos. A las escenas de ataques terroristas, muy logradas, y el elemento conspiratorio y de rivalidad entre cuerpos policiales y de seguridad, y de ambiciones políticas, hay que sumar un desarrollo inteligente del elemento humano, con el trastorno de David, y la muy estrecha relación ambigua que se establece entre él y la mujer a la que debe proteger.