Inestable (2023), de Marc Buckland

Tras la muerte de su esposa, el empresario de biotecnología Ellis Dragon se encuentra completamente desorientado, hasta el punto de que ha dejado de centrarse en tomar buenas decisiones para su compañía, y parece más interesado en excéntricas actividades como tomar el sol desnudo en la oficina. Su ayudante, Anna, le cuenta a la Junta Directiva que se ha vuelto inestable, por lo que se le asignan un psiquiatra, aunque Ellis logra que éste desaparezca sin dejar rastro. La única solución aparente pasa por reclutar a su hijo, Jackson, que tiene una carrera como músico, y que está distanciado de su progenitor. Con esfuerzo, éste podría dar a su padre el cariño que necesita para recuperar la normalidad.

A priori, no promete mucho una comedia en la que Rob Lowe comparte protagonismo con su hijo, John Owen Lowe, lo que se suma al hecho de que Netflix no se caracteriza por estrenar comedias de calidad, basten ejemplos como Space Force, o Madres forzosas. Sin embargo, esta serie creada por el dúo junto a Victor Fresco (Santa Clarita Diet, otro bodrio de la plataforma de streaming) sorprende por sus situaciones divertidas, diálogos realmente graciosos, y un toque entrañable. Y sobre todo por su tono positivo.

Tiene su gracia Rob Lowe como desequilibrado con corazón, y demuestra capacidad para reírse de sí mismo y de su fama de “engreído”. El veterano actor hace buena pareja en pantalla con su retoño, que parece una versión joven más o menos idéntica a él, pero que tiene talento, no está en la ficción por puro enchufismo. Junto a ellos demuestra también un gran talento Sian Clifford, hermana de la protagonista en Fleabag, que da vida a Anna.