Christiane Paul

Versión alemana de la miniserie creada por Pau Freixas Días de Navidad, que sorprendentemente se estrena en Netflix antes que su predecesora. Con personajes predominantemente femeninos, está articulada en torno a la celebración de tres navidades en distintos años. En la del momento actual, la abuela Eva da un susto a sus nietas Vivi y Lara, y a su hija Sonja, que han venido para pasar la Navidad –Eva vive sóla con una sirvienta de origen bosnio– cuando aparenta haber muerto repentinamente. Pero no, está viva, aunque delicada de salud, y tendrá tiempo para apuntar alguno de sus secretos, mientras Sonja explica que está siguiendo el método de los 12 pasos para dejar el alcohol, Vivi podría tener un contrato con una discográfica, y Lara ha venido con Mauritz para anunciar que se han prometido. Los reproches y la tensión retrotraen a las otras navidades, cuando Sonja era una jovencita universitaria con novio revolucionario y vinculado a grupos violentos, y cuando Vivi y Lara eran niñas y Sonja no se ocupó de ellas, teniendo que hacer de madre la abuela Eva. En el haber de esta serie manejada por Samira Radsi, que, divivida en capítulos, podía ser simplemente una película, está el manejo de los tiempos, el salto de un hilo narrativo a otro, con los personajes con distintas edades, sin que se pierda demasiado el espectador. Pero los elementos de culebrón, tan concentrados y supuestamente reveladores, resultan excesivos, y revelan unos personajes demasiado superficiales, que parecen incapaces de tomar las riendas de sus vidas. La alusión a la Navidad resulta completamente anecdótica, más allá de que supuestamente se trata de unas fiestas familiares, Secretos de Navidad igualmente podía haberse llamado "Secretos de Cuaresma" o "Secretos de Semana Santa", tanto da.

Paul Herzfeld se dispone a llevar a sus hijos al colegio. Pero en cuanto mete a éstos en su vehículo recibe una llamada de un desconocido que asegura que le ha puesto una bomba bajo el coche. Curioso remake alemán de El desconocido, de Dani de la Torre. Funciona por una factura correcta, y por la fuerza del relato original, pero queda diluida la crítica a la banca de la anterior, y no logra ni de menos la misma frescura.

Un parque infantil, en la campiña inglesa, repleto de madres con sus niños. Un desconocido con sudadera y embozado en su capucha degüella a Ángela delante de su pequeño y huye. La policía local investiga, interrogando al devastado padre de la víctima, e indagando sobre el padre estadounidense del pequeño, mientras les llegan pistas y avisos anónimos a través del que ya empiezan a denominar "detective fantasma". Serie detectivesca británica con ribetes psicológicos, muy en la línea de las que se hacen ahí, donde se combina la intriga con los problemas personales de los investigadores, el matrimonio roto, el tipo maduro, etc. Aunque el creador, Bill Gallagher, intenta lucirse con diálogos de frases cortantes y más o menos ingeniosas, no ofrece una trama excesivamente estimulante, falta originalidad y capacidad de crear emociones.  

La historia de amor entre una médica alemana de 43 años, Viky, y un joven turco de familia liberal asentada en Alemania, Mehmet. Pero, aunque la familia de él no tiene prejuicios, la madre, Fatma, no esperaba que su joven hijo se enamorará de una mujer casi de su edad. Más problemas llegarán con la muerte del padre de Mehmet. Sentida película romántica alemana, con amores interracionales en el punto de mira. Destaca entre el reparto la actriz alemana Christiane Paul (La ola).

Sophie es una treintañera, publicitaria de éxito. Es soltera y está feliz, pero le gustaría formar una familia en el futuro. Conocerá a Fritz, un divociado con un hijo de doce años. Entre ellos podría surgir el amor, aunque Fritz no está seguro de querer volver a comprometerse. Drama romántico alemán rodado para la televisión, que se ve de modo agradable pero que no ofrece demasiada originalidad ni destacados puntos de interés.

Una madre de familia mantiene un idilio con el entrenador de baloncesto de su hija. Ha conseguido que su marido no tenga la mas mínima sospecha. Pero éste muere asesinado, justo en el momento en que Gillian había decidido terminar esta relación. Uno más de los numerosos telefilms que produce cada año Alemania, todos bastante similares. Por lo menos, los actores dan la talla, y la trama sirve minimamente para pasar el rato.

La acción de Hijos del Tercer Reich arranca en Berlín en 1941. Wilhelm y Friedhelm Winter, Charlotte, Greta y Viktor, cinco amigos, el último de ellos judío, se hacen la promesa de celebrar la previsible victoria de la Alemania nazi de Adolf Hitler esa misma Navidad. Todos ellos se muestran bastante optimistas en cuanto a su futuro, pero se darán de bruces con la triste realidad. Wilhelm y Friedhelm, hermanos, parten al frente oriental, y acabarán comprobando que los rusos son huesos duros de roer, además de que la justicia de su causa cada vez resulta menos clara ante sus ojos. Charlotte, enamorada secretamente de Wilhelm, se presenta como voluntaria enfermera, y el contacto con los heridos resultará muy revelador. Greta, novia de Viktor sueña con ser cantante, e intentará conseguir papeles seguros para él, intimando con un oficial de la SS. Interesante producción de la televisión alemana ZDF que trata de acercarse a las motivaciones de la población alemana durante la II Guerra Mundial; se inspira en hechos reales, aunque dramatizados ad hoc, partiendo de los recuerdos de Johannes Werner Günther, que ha vivido lo suficiente para ver la serie, y en el que se basa el personaje de Wilhelm Winter. Se trata de una miniserie de amplio presupuesto, con adecuados intérpretes, que generó cierta polémica por humanizar a los alemanes, vistos en este tipo de productos casi siempre como fanáticos o gente más o menos "hipnotizada" por el delirio de Hitler, mientras que aquí presenta, en el devenir de los 5 amigos protagonistas, personas normales, de carne y hueso, que se irán endureciendo por el cruel conflicto. El film, más que ahondar en la ideología nazi o en el holocausto, centra su atención en personas que no dejan de ser víctimas de la guerra, y que acabada la contienda, las que sobrevivan, no serán nunca las mismas. Los que sin duda quedan bastante malparados son los partisanos polacos, de los que se muestra su antisemitismo, o los comunistas rusos, a la hora de represaliar a los vencidos. Pero en tal sentido también se muestran numerosas crueldades de parte de los alemanes para que nadie pretenda que se está tratando de justificar a los nazis o reescribir la historia. Las escenas bélicas están muy bien desarrolladas, nada tienen que envidiar a series como Hermanos de sangre. Y los personajes, dentro de que son arquetípicos, tienen interés. De algún modo se logra el objetivo, al que alude el título original "Unsere Mütter, unsere Väter" de contar desde el punto de visto alemán y tratar de entender a "Nuestras madres, nuestros padres".

Más que discreto telefilm alemán, que recrea una situación catástrofica y en el modo en que los distintos personajes aúnan fuerzas para superar la lóbrega tesitura. En septiembre de 2013 un satélite de un grupo de comunicación frances, canalDouble, cae en el planeta y se estrella en la Puerta de Brandemburgo. Los daños son calamitosos, decenas de personas mueres y los desperfectos son enormes. A las pocas horas satélites de todos los países empiezan a caer en distintos puntos de la Tierra. El sistema de comunicaciones mundial desaparece y el undo se sumerge en une stado de emergencia. La científica Sophie Ritter (Christiane Paul) piensa que todo tiene que ver con fuerzas electromagnéticas generadas en un centro de investigación en Ginebra, donde un acelerador de partículas ha provocado una especie de agujero negro que ha desestabilizado la fuerza de la gravedad.

Dennis Gansel ya demostró en Napola que le interesan los jóvenes y la atracción que pueden ejercer en ellos las ideologías totalitarias. Éste es justamente el tema de La ola, aunque situado en un contexto contemporáneo en vez de nazi. La trama gira alrededor de Rainer Wenger, un carismático profesor de instituto que ansiaba dirigir un proyecto educativo en torno a la anarquía; un profesor se le ha adelantado, y debe conformarse con abordar en su clase la autarquía. Relacionándolo con el surgimiento de dictaduras, el fascismo y el nazismo, Wenger articula unas sesiones muy prácticas, en que presenta los elementos que explican su atractivo: espíritu de grupo, ideales comunes, ayuda mutua, uniformes y parafernalia exterior... Un día les pide que vengan todos con vaqueros y camisa blanca, o que diseñen un logo, o que... Los chicos empiezan a entusiasmarse con ese movimiento que denominan "La ola". Parece que ganan en autoestima y espíritu de iniciativa. Pero puede que dicha "ola" se transforme en "tsunami", un caldo de cultivo de actitudes violentas, abuso de poder y desprecio de las minorías. Se puede decir que la trama de este film está mejor planteada que resuelta, es una pena que Gansel y Peter Thorwarth, que adaptan a la Alemania de hoy una novela de Todd Strasser –la acción del libro ocurre en Estados Unidos–, basada a su vez en un cortometraje de 1981, no hayan ideado un final más redondo. La idea tiene pegada y se presta al debate, y advierte no sólo de los peligros de determinadas ideologías, sino también del adocenamiento juvenil, que se aburre soberanamente con su droga, su alcohol, su sexo y sus fiestas, y que necesita algo más. También es sugerente el dibujo del profesor protagonista, que pierde el control del experimento, y que no toma todas las medidas necesarias para que las aguas vuelvan a su cauce, por pura vanidad; entre los personajes de los estudiantes, algunos interesan más que otros, y el destino que aguarda a alguno se ve venir. Gansel imprime a la narración un ritmo dinámico, muy "heavy", tanto en las actividades clandestinas de los chicos, como en esas clases que galvanizan al alumnado y en los partidos de waterpolo.

Un hombre que se dirige a su trabajo, acaba enfrentándose por una serie de circunstancias a dos policías de paisano. Decide huir a las afueras, en compañía de Vera, una joven a la que acaba de conocer y de la que se enamora. Fresca película que dio a conocer a nivel internacional a Wolfgang Becker, el director de Good Bye, Lenin!, que escribió el guión con Tom Tykwer, responsable de Corre, Lola, Corre. Describe a varios personajes, todos jóvenes, que tienen en común el desamparo y la soledad. El cineasta logra un inusitado equilibrio entre el realismo y los golpes de humor. El trabajo de los actores es bastante notable.