¡Al fuego, bomberos!

La brigada de bomberos de un pueblecito checo organiza una fiesta en honor de su presidente honorario y antiguo jefe, que padece un cáncer. La celebración culminará con la entrega de un presente, pero antes tendrá lugar un concurso de belleza y una rifa.

Memorable comedia agridulce de Milos Forman, que con una excusa argumental mínima traza una acendrada radiografía de la sociedad de su país a mediados de los sesenta, cuando dominan los comunistas y se produce un tímido deshielo. Las autoridades consideraron la película subversiva, lo que demostraba que carecían de sentido del humor y de un mínimo conocimiento de la naturaleza humana. Sea como fuere la película, con unos pocos rasgos, recoge de modo encantador, lúcido y festivo, aunque también amargo, las grandezas y miserias de las personas: pues hay un deseo de rendir homenaje al ex jefe, pero también una admisión de la mezquindad de otorgar algo tarde ese reconocimiento, o de aprovechar la “nocturnidad” para la picaresca de apropiarse con alevosía de lo que no pertenece a uno.

La narración fluye con asombrosa agilidad, y se usa la música con enorme inteligencia. Hay humor mordaz en el incendio, se maneja de modo maravilloso el caos in crescendo del concurso de belleza, y en todo resulta un apoyo formidable la hermosa y natural fotografía de Miroslav Ondrícek, que resalta en las escenas de fuego y en el memorable y triste plano final.