Esposas frívolas

Un vividor, con sus dos primas, se hace pasar en Montecarlo por un respetable conde ruso e intenta seducir a una distinguida dama norteamericana que pasa sus vacaciones con su marido, un destacado diplomático.

Uno de los títulos más conocidos que el mítico Erich Von Stroheim dirigió y protagonizó. Como solía ser habitual en la filmografía, sobrepasó con creces el presupuesto que le había asignado la productora Universal, debido a que quiso reconstruir con todos sus detalles la lujosa ciudad de Montecarlo. Además, presentó un montaje final de 6 horas que los directivos de la productora no aceptaron, debido a las dificultades de distribuir una cinta tan larga. A pesar de todo esto, Stroheim obtuvo un gran éxito de público.

Von Stroheim protagoniza él mismo la cinta como lascivo embaucador, y lo hace con gran maestría, el suyo es un villano memorable. Verdaderamente hay pasajes de enorme fuerza, como la tormenta que obliga al conde y a su víctima a refugiarse en una cabaña, o la del incendio que compromete a la dama.