Pijamas espaciales

Darío y Marta son novios y viven juntos, pero tienen leves desavenencias, como el desacuerdo por un pijama de rayas que ella le ha regalado. Una noche, mientras duermen, dan rienda suelta a diversas ensoñaciones.

Tercer larmometraje escrito y dirigido por Clara Martínez-Lázaro (Hacerse mayor y otros problemas), que vuelve a incidir en las relaciones de pareja para entregar una comedia sumamente ligera, de tono amable pero modernillo (es decir, con vocablos malsonantes y situaciones groserillas). La película mezcla el mundo de los sueños con la realidad, como si éstos hablaran únicamente de nuestros deseos más íntimos, de nuestros miedos y dudas. Lógicamente los elementos surrealistas y fantasiosos también entran en juego.

Narrativamente Pijamas espaciales es una película un tanto caótica, con muchos pasajes tontos y cursis propios del enamoramiento, pero con diálogos y “salidas” graciosas (el tema del pijama acaba cuajando), donde el humor va unido a los continuos vaivenes emocionales de los protagonistas, sobre todo de ella. Las situaciones cotidianas más livianas se van sucediendo, en donde los protagonistas van adoptando diferentes roles o versiones de sí mismos, viven curiosas aventuras amorosas, experimentan otras vidas, celos, muertes, etc. La cosa parece únicamente un cúmulo de escenas sin demasiado sentido, unidas bajo la excusa de provenir del inconsciente de los durmientes. Las interpretaciones no son para tirar cohetes, pero tienen su gracia, y especialmente Mariona Terés logra arrancar varias sonrisas. Y destaca mucho la música de Juan Carlos Cuello.