Juan Pilila (2021)

Polémica serie danesa en teoría dirigida al público infantil, que tiene como protagonista a Juan Pilila (traducción al parecer bastante exacta del original, John Dillermand), un hombre con mostacho que viste con un bañador de rayas blancas y rojas, que se distingue porque su miembro viril puede extenderse varios metros. Pero a veces la pilila se comporta con autonomía, de forma que incendia por accidente las salchichas que el protagonista iba a asarse para la cena, o rompe el jarrón de la bisabuela, que cobija a Juan en su casa. Por muy mal que se ponga la situación, éste tratará siempre de arreglar cualquier desaguisado cometido, y hacer las cosas bien.

Compuesta por capítulos breves, de cinco minutos, cuenta con una lograda animación en stop-motion, que mezcla muñecos de plastilina con cartulinas. Una pena que el equipo creativo no esté al servicio de una producción un poco más normal. Se supone que tiene contenidos educativos, pues enseñaría a los peques la importancia de la responsabilidad personal, y el respeto a las personas con características físicas diferentes.

Por desgracia, al tener como protagonista al tal Juan Pilila, la ficción se convierte en una tonta gamberrada, cuya supuesta gracia consiste en que las frases en voz en off del personaje central pueden ser malentendidas con sus dobles sentidos, lo que en todo caso hará reír a adultos adictos a las producciones poco elegantes, y de dudoso gusto. “A Juan le encantaba hacer muchas cosas con su pilila, pero las prefería hacer en público”, es una muestra de las perlas que depara cada entrega. En su país ha horrorizado –con bastante razón– tanto a diputados conservadores como a feministas post #MeToo.