Sweet Home (Dulce hogar) (2020), de Lee Eung-bok

Cha Hyun-Su, estudiante de instituto acosado por sus compañeros, debe afrontar la pérdida de toda su familia en un accidente automovilístico. Como consecuencia, se verá obligado a dejar su casa y mudarse al humilde y destartalado edificio de apartamentos Green Home. Una vez instalado, será testigo de que algunos humanos comienzan a sangrar en exceso por la nariz, primer síntoma de que se han infectado de un virus que provoca que se conviertan en terribles monstruos. Junto a sus vecinos se quedará sitiado en el lugar, donde la comunidad trata de mantener a raya no sólo a los contagiados, sino también a alguna banda de ladrones sin escrúpulos que intenta aprovechar la situación.

Serie coreana que comienza bien, con impactantes secuencias del ataque de los monstruos, quizás excesivamente sangrientas, pero que ponen de manifiesto el buen estado de la industria audiovisual del país asiático, y recuerdan a títulos como [Rec] y La niebla. El diseño de las criaturas, que bebe de los manga japoneses, tiene cierta originalidad, y se ha logrado una sugestiva y oscura ambientación que promete.

Pero esta adaptación de un cómic divulgado a través de internet, de Kim Kan Bi y Hwang Young Chan, enseguida decae, en cuanto trata de desarrollar algún conflicto dramático. Se presenta a numerosos personajes, pero todos están desdibujados, hasta el punto de que al espectador le traerá sin cuidado el destino de cada uno de ellos, aparte de que a veces resulta confuso recordar quién es quién. Pese a que cuenta con una trayectoria que incluye varias series y largometrajes, Song Kang no logra dar entidad a su personaje, lo que le ocurre también al resto del reparto. Por otro lado, no parece que los guionistas tengan ideas suficientes para sostener la trama a lo largo de diez capítulos, que además prometen estar seguidos de más temporadas.