Teen Wolf (2011), de Russell Mulcahy

Teen Wolf narra las peripecias de un adolescente de 17 años que una noche es mordido por un lobo. A partir de ese momento comienza a presentar nuevas habilidades como un oído hiperdesarrollado, un olfato sobrehumano y unas habilidades atléticas muy por encima de lo normal. Poco a poco el joven, llamado Scott McCall, comienza a asumir que se ha convertido en un hombre lobo y tendrá que intentar hacer compatible sus nuevos poderes con la vida que llevaba hasta el momento. Ocultar su peculiar condición a su novia y a su madre, especialmente, le llevará a vivir muchas complicadas circunstancias, algunas de ellas realmente peligrosas, ya que en su misma localidad, Beacon Hills, hay un grupo de cazadores de hombres lobo que siguen de cerca sus huellas.

Una serie de adolescentes y para adolescentes, con una trama principal poco original pero con un puñado de subtramas que la hacen más que entretenida. No en vano este drama sobrenatural está inspirado en la película homónima que en 1985 protagonizó con gran éxito de taquilla Michael J. Fox, aunque con un giro importante en tono y enfoque, llevados al terreno del terror para el público juvenil. En sus capítulos iremos conociendo historias de amistad, de amor, de celos, familias con problemas, movidas de instituto...

La serie cuenta con un buen equipo de guionistas que han sabido contextualizar la historia que triunfó en los años 80, adaptándola a la actualidad en unos escenarios oscuros que consiguen transmitir inquietud, angustia y en ocasiones algo parecido al pánico. Eso sí, ni rastro de la comedia de aquella película que nos hacía reír cuando el protagonista se descubría frente al espejo como una peluda criatura, o cuando brillaba en la cancha de baloncesto con unas cualidades fuera de lo común para la practica de este juego. Con la serie, el gesto del espectador ante la pantalla será prepararse para un susto (no muchos), si es que no le pillan por sorpresa para ponerle los pelos como escarpias.

Con una estupenda realización y ambientación y un protagonista que a pesar de su juventud demuestra tener excelentes cualidades para la actuación (Taylor Posey), Teen Wolf, sin ser nada del otro mundo, cumple los objetivos marcados. Léase: reinterpretar aceptablemente a su modelo, tocar la fibra sensible del público al que va dirigido, con mucho olfato y una trama de cierto interés para no caer en el saco de ser considerada una serie más de género.