Tendría gracia que Quentin Tarantino se hubiera fijado en el documental "El crítico", y quisiera rodar la vida de Carlos Boyero. ¡Habría encontrado un villano más temible que el coronel nazi Hans Landa de "Malditos bastardos"!
El autor de Pulp Fiction anuncia su décimo y último trabajo, The Film Critic, que pese a su título, no adapta el largometraje español, ni falta que le hace. Aunque no conocerá a Boyero, Quentin Tarantino tiene en el punto de mira a una figura todavía más sarcástica, destructiva y odiada. Se rumorea que estará dedicado a Pauline Kael, bautizada como la crítica de cine mas dura de la historia.
Sirve como ejemplo lo que escribió en su momento sobre La guerra de las galaxias. "La película es agradable en sus propios términos, pero también es agotadora: como llevar una manada de niños al circo. No hay respiro en la imagen, no hay lirismo; el único intento de belleza está en la imagen de una doble puesta de sol. El volumen, la edición aplastante y el ritmo implacable sacan todas las ideas de tu cabeza, e incluso si te has entretenido, puedes sentirte engañado". De Sonrisas y lágrimas opinaba que "podemos volvernos aún más conscientes de la forma en que nos hemos convertido en imbéciles emocionales y estéticos cuando nos escuchamos tarareando las canciones enfermizas del film". Detestaba... ¡a Charles Chaplin! Consideraba sus obras "papilla sentimental". ¡Tampoco tragaba a Woody Allen! A su lado, Boyero parece una hermanita de la caridad.
Como consecuencia, los directores de cine no la tenían mucho aprecio. En una ocasión, a John Cassavetes le tocó compartir coche con ella para acudir a una gala de premios. El hombre no había encajado bien que calificara a su película Faces, como "estúpida, primitiva y mal actuada", lo que se puede entender. Descubrió que ella se había quitado los zapatos para estar más cómoda, así que se los robó, para arrojarlos al tráfico de Manhattan.
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Por otro lado, Ron Howard decidió llamar General Kael, en su honor, al rastrero villano de Willow. Pero sobre todo acumuló odio contra ella Clint Eastwood, cuyas películas demolía sistemáticamente. En La lista negra, donde interpretó por última vez a Harry el sucio, su alter ego, el asesino enmascarado del film persigue a un trasunto de Pauline Kael –que allí se llamaba Molly Fisher–. Se trataba de una crítica de cine de mediana edad, con la nariz grande y el pelo oscuro, físicamente muy similar a ella. El psicópata, que cree ser director de cine, finge que la va a violar, y le pregunta si le gustan sus películas. A continuación, la escabecha a cuchilladas. Para tito Clint rodar eso supuso una especie de terapia.
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