Deborah Raffin

Extensísimo telefilm de más de tres horas de duración ambientado en la II Guerra Mundial. Coproducida por USA, Reino Unido, Francia y Alemania, se trata de la adptación de la novela homónima de Jack Higgins y cuenta con un variado reparto internacional, encabezado por George Peppard (Desayuno con diamantes). La trama de La noche del zorro es intrigante. En los días previos al desembarco de Normandía. Un alto oficial norteamericano queda perdido en tierras de los alemanes, tras naugragar cerca de la isla de Jersey. La perspectiva de que sea capturado es nefasta, ya que el oficial conoce los planes del Día-D. Un espía británico recibirá órdenes de rescatarlo o matarlo.

Un gigantesco oso pardo comienza a hacer estragos en una pradera cercana a las montañas donde se está celebrando un concierto. Los asistentes no sabrán cómo hacer frente a tan temible bestia. Secuela de Grizzly que no aporta nada nuevo pero que mantiene el interés gracias a la presencia de George Clooney, Laura Dern (Parque Jurásico) y Charlie Sheen (Arma joven).

Tercera película dirigida por Michael Winner sobre el personaje de Paul Keiser (Charles Bronson), un abogado de la ciudad de Nueva York que decidió tomarse la justicia por su mano después de que unos delincuentes asesinaran a su mujer (Hope Lange) y violaran a su hija, tal y como se reflejaba en la estimable El justiciero de la ciudad (1974). A ésta seguiría Yo soy la justicia (1981), donde Keiser se trasladaba a Los Ángeles y seguía con sus cosas, matando gente. Aunque las dos primeras películas fueron polémicas en cuanto a su mensaje algo reaccionario, lo cierto es que cinematográficamente funcionan bien. Todo lo contrario que El justiciero de la noche, una de las películas más pastosas y cansinas que se recuerdan, y que muestra a Keiser trasladándose a un bloque de apartamentos británicos dominados por unos indeseables.

En un lujoso pub londinense se celebra la victoria un club de fútbol. La esposa del presidente propone un brindis con champagne y... muere poco después. Para todos los presentes el misterio es ineludible: ¿suicidio?, ¿asesinato?, ¿accidente? Film basado en una novela de Agatha Christie que cuenta con la presencia de Anthony Andrews, el célebre Sebatian Flyte de Retorno a Brideshead (1981).

Una antropóloga viaja a la jungla filipina para corroborar las investigaciones de sus amigos sobre un rito ancestral llamado "la danza de los enanos". Cuando llega, ella y su grupo son asaltados por un grupo de bandidos. Además, descubren que los nativos indígenas adoran a los "enanos", unos seres mitológicos que existen de verdad y que parecen auténticos monstruos.

Lena, una enfermera, se hace cargo del cuidado de Karen, aquejada de una enfermedad mental. Ésta resulta ser apasionada del cantante Elvis Presley, y acaba escribiéndole cartas. Karen intenta explicarle a Lena que Presley tiene muchos fans que le escriben cartas, y que la posibilidad de que éste conteste es remota. Contra todo pronóstico, Elvis contesta las cartas... Diane Lane realiza un gran trabajo como discapacitada, en este drama, de tono amable, y prometedor punto de partida. Aunque algún pasaje puede parecer 'sensiblero', se trata de un correcto film sobre la capacidad de superación, la lucha contra las limitaciones personales y las relaciones humanas.

Allison, una guapa modelo católica especialista en spots televisivos, no acaba de decidirse a aceptar las proposiciones de matrimonio que le hace su novio. Parece ocuparle más la cabeza su deseo de encontrar un bonito apartamento donde estar a solas consigo mismo, y lo acaba encontrando en Brooklyn Heights. Pero pronto va a tener con que entretenerse: tras la muerte repentina de su padre, que le trae a la memoria la vez en que, siendo una colegiala, le sorprendió en plena bacanal, siguen sus raros vecinos y cosas raras que pasan en su nuevo apartamento, que tal vez tengan con ver con un antiguo inquilino, sacerdote. El terror aguarda… Película muy setentera, de narración tirando a torpe y que ha envejecido mal: sus pasajes escandalizantes y sus sustos transmiten una inevitable sensación de cutrerío, aunque son típicos de la época (piénsese que Michael Winner dirigió también El justiciero de la ciudad, con el mismo aire descuidado). En algunos momentos se diría que quiere aprovechar el tirón de pelis diabólicas propiciado por El exorcista, cosa que no logra. Lo que más llama la atención es su reparto de caras conocidas, donde se combinan algunas estrellas, jóvenes que luego triunfaron más o menos, y jóvenes que no triunfaron en absoluto.

El detective Nicholas (Tony Lo Bianco), de la policía de Nueva York sigue el caso de una serie de asesinatos cuyos artífices mantienen que los han llevado a cabo porque Dios se lo dijo. Nicholas, un atormentado católico, se obsesionará con este tema e intentará, haciendo oídos sordos a sus jefes, averiguar qué realidad hay detrás de todo ello, aunque se trate de algo sobrenatural. Rarito film, con un aire setentero que tira de espaldas, cuyo argumento empieza como si de una historia policiaca se tratara para ir convirtiéndose en una confusa película entre el terror y la ciencia ficción. Probablemente el guión de Larry Cohen se inspire en La semilla del diablo.

Uno de los coguionistas de la mítica Casablanca, Julius J. Epstein, se encarga de adaptar la novela de Jacqueline Susann en uno de sus últimos trabajos para el cine. Se trata de una historia con temática algo sórdida, sobre una joven desorientada vitalmente, y que mezcla adulterio, lesbianismo, bisexualidad, romanticismo y drama, en un cóctel no demasiado conseguido, pese a lo nutrido del reparto, con Kirk Douglas y Alexis Smith a la cabeza. La novelista es autora también del libro que dio lugar al film El valle de las muñecas y más tarde a una serie de televisión.

Ann Stanley, una mujer cuarentona se enamora de un chico mucho más joven que ella. Liv Ullman realiza un gran trabajo en esta adaptación de la obra teatral "40 Carats", de Pierre Barillet y Jean-Pierre Grédy.