Dos (2021), de Mar Targarona

Dos personas se despiertan en una cama cosidos por el abdomen uno a otro, completamente desnudos. Son un hombre y una mujer, pero no se conocen ni tampoco saben qué hacen en esa siniestra habitación. El dolor de la cirugía apenas les impide moverse y cuando lo logran comprenden que están encerrados y que alguien está jugando con ellos o algo peor.

La directora Mar Targarona (El fotógrafo de Mauthausen) ofrece con Dos una película de lo más bizarra. Más allá de elucubraciones argumentales, lo cierto es que el espectador presencia durante cerca de hora y media a un hombre y una mujer exhibiendo sus cuerpos desnudos pegados. El guión, inspirado por una idea de Cuca Canals, no puede ir así por otro derrotero que el de los diálogos que establecen ambos intentando buscar una explicación a su rocambolesca y terrorífica situación. Se irán descubriendo sus respectivas historias, buscarán nexos en común, indagarán alguna pista que les permita huir de esa tortura embarazosa e insólita, al tiempo que sentirán repulsión y desconfianza mutua pero también atracción sexual.

Rodada casi únicamente en una habitación, Dos es una película opresiva que se mueve entre el thriller y el terror, que provoca una especie de morbosa repulsa en el espectador. Técnicamente Targarona busca ser más o menos pudorosa y la planificación está cuidada. Pero lo malo es que, más allá del retorcido planteamiento inicial, la historia no coge fuerza en ningún momento y la resolución es decepcionante. Por lo demás, justo es reconocer que los actores Pablo Derqui y Marina Gatell se han dejado la piel –nunca mejor dicho– en sus personajes.