Night Raiders (2021), de Danis Goulet

Norteamérica, 2043. El gobierno ha decretado que todos los menores sean separados de sus familias y llevados a una academia militar para su reeducación. La joven Niska y su hija preadolescente Waseese viven en el bosque, escondidas de los drones que controlan a la población. Pero son descubiertas y tendrán que huir a la ciudad, un lugar derruido y miserable en donde pululan gentes que carecen de la “ciudadanía”, el decreto que les permite vivir humanamente. Allí le será muy difícil a Niska mantener a su hija a salvo del gobierno.

Apañada distopía ambientada en los territorios canadienses de América del Norte, que imagina una sociedad dominada por un totalitarismo apocalíptico que somete a la población bajo su bota. Escribe y dirige la historia una mujer, Danis Goulet, que hasta Night Raiders únicamente había hecho labores de casting y producciones en películas menores. Aquí logra ofrecer una trama sencilla pero medianamente entretenida, aunque no sorprenda en ningún momento.

Como es habitual en este tipo de producciones, Night Raiders habla del peligro de un futuro amenazador, en donde la libertad ha quedado reducida al mínimo y donde los gobiernos buscan igualar la mente y la vida de los hombres. La tensión dramática incide en nexo entre madre e hija en este ambiente peligroso y en el lavado de cerebro que sufren los menores de edad. De cualquier forma, pese a estos temas, el conjunto se resiente bastante de una producción modesta, con una puesta en escena sucia y sombría, que esconde quizá la falta de presupuesto, al igual que las escenas de la academia y lo poco contundente y resolutivo de las escenas con tropas gubernamentales, cuya fuerza parece residir únicamente en los drones. Sí funciona sin embargo el trabajo del reparto, especialmente de las dos convincentes protagonistas de origen indio, Elle-Máijá Tailfeathers en el papel de la madre y Brooklyn Letexier-Hart en el de la hija.