Project X (2012), de Nima Nourizadeh

Todd Phillips, responsable de Resacón en Las Vegas y su secuela, avala como productor esta cinta que supone el debut de Nima Nourizadeh, procedente del mundo de los anuncios publicitarios y los videoclips. Las juergas del personaje de Bradley Cooper y sus amigos parecían enloquecidas, con sus lagunas mentales y hasta secuestros, pero sus equivalentes adolescentes de esta cinta llegan a superarles ampliamente en excesos.

Inscrita en el subgénero de jóvenes desmadrados, para aportar mayor realismo la cinta está filmada cámara en mano, al estilo de producciones de terror y género fantástico como El proyecto de la bruja de Blair, Monstruoso o la española [Rec]. Así, en Project X uno de los personajes graba las peripecias de sus amigos, que con ocasión del cumpleaños de Thomas Kub, uno de ellos, deciden aprovechar la temporal ausencia paterna para montar en su casa de una lujosa zona residencial una fiesta a lo grande, que atraiga a las chicas más populares. Kub anda loco por una de ellas, Alexis, alumna de su instituto, a pesar de que tiene una relación con Kirby, a la que conoce de toda la vida. Aunque piensan atraer como mucho a 50 personas, las redes sociales, anuncios en radio, y el boca a oreja atraerán a tantísima gente que el evento se les irá de las manos peligrosamente a los organizadores.

Técnicamente impecable, el primerizo Nourizadeh logra dar cierta frescura a un guión que filmado de forma más convencional parecería otra comedia adolescente al estilo de American Pie y similares. También es justo reconocer su buena mano a la hora de dirigir a jóvenes actores no profesionales procedentes de un casting masivo. Los escogidos para Project X hacen prácticamente de sí mismos, se ha retocado a sus personajes para adaptarlos aún más, e incluso les han puesto los mismos nombres de pila, pero logran cierta espontaneidad.

Desde luego, sus responsables se han esforzado a la hora de filmar una de las fiestas más desenfrenadas jamás vistas en una pantalla, hasta el punto de que alguna ocurrencia tiene cierta gracia dentro del tono totalmente surrealista del film. Tiene también cierto interés como testimonio y aviso de lo que puede ocurrir en una sociedad en crisis de valores cuando cualquier grupo de chicos inmaduros tiene a su disposición más poder del que ellos mismos se imaginan a través de redes sociales, sin necesidad de estudiar marketing online. En los medios de comunicación han aparecido graves sucesos similares a lo que se cuenta en la pantalla.

Sin embargo, poco a poco se van desaprovechando las posibilidades del film, pues se recrea en las secuencias más salvajes y subidas de tono. Project X elude cualquier fondo dramático o sugerencia seria que las buenas comedias siempre incluyen, por muy disparatado que sea el planteamiento. Y finalmente, trivializa por completo las consecuencias que podría tener para un joven cometer locuras parecidas, pues el mal comportamiento parece merecer la pena en aras de la deseada popularidad, y a los protagonistas prácticamente 'se les ríe la gracia'. Paradójicamente, sí que existe para los creadores de Project X algo más importante que 'desparramar': el amor sincero. Menos es nada.