Trol (2022), de Roar Uthaug

Cuando Nora Tidemann era una niña, hacía escalada con su papá Tobias, que le señalaba las montañas y le aseguraba que si se fijaba bien, vería que eran en realidad trols convertidos en piedra. Ahora Nora es una bióloga paleontóloga, que sólo cree lo que le muestra la ciencia. Pero durante la construcción de una carretera en la montaña Dovre se produce un seísmo, causado por una criatura que vive en el interior de las montañas. Se trata de un trol, que provoca el pánico y una crisis nacional en Noruega. Como al principio el “bicho” parece prehistórico fichan a Nora como asesora científica, y cuando surge el aspecto legendario de la criatura será a Tobias a quien acuda ella en busca de ayuda, aunque es considerado un lunático.

Cinta de acción y aventuras noruega, pura serie B, que bebe de referentes obvios, King Kong y Godzilla, a lo mejor a algún avispado productor, preferentemente de Hollywood, se le ocurre pronto un film a tres bandas “King Kong contra Godzilla contra Trol”, que así anda la creatividad por los lares fílmicos en tantas ocasiones. Resulta entretenida a cambio de no exigir demasiado a la trama, bastante simplona, y con disparates como sugerir que la desaparición de los trols fue culpa del cristianismo, atiza con el santo rey Olaf.

Porque en el aspecto visual, el film tiene un pase con el monstruo rocoso, su paseo por un parque de atracciones, y el ataque con helicópteros armados con campanas. Pero el dibujo de los políticos y del excéntrico padre es puro cliché. Dirige Roar Uthaug, responsable de la última y no demasiada exitosa adaptación a las pantallas del videojuego Tomb Raider.