Wild Indian (2021), de Lyle Mitchell Corbine Jr.

Década de los 80, siglo XX. Makwa es un chaval que vive en una reserva india de Wisconsin. Maltratado por sus padres, vive en completa ausencia de cariño, incluso recibe severas palizas. Tan sólo tiene a Teddo como amigo, el único con quien puede mantener confidencias. Un día en el bosque Makwa siente el impulso de matar a un compañero de escuela, por quien siente celos debido a una compañera de clase. Tras pegarle un tiro con la escopeta del padre de Teddo, ambos deciden enterrar el cadáver. Pero treinta años después ese crimen no ha cicatrizado.

Película con sello independiente que mete el dedo en la llaga en el mundo de los nativos norteamericanos, personas muchas veces profundamente heridas que arrastran traumas y problemas por doquier durante generaciones. El guionista y director Lyle Mitchell Corbine Jr. –él mismo es de raza india, criado en reservas de Wisconsin y Minnesota– se muestra en su debut bastante implacable a la hora de diseccionar el infierno de sus protagonistas, los dos seriamente atormentados y cada cual trastornado a su manera. Uno ha llevado una vida de cárcel en cárcel y lleva el estigma de su furia y su deterioro exteriormente; el otro oculta su miseria con una vida aparentemente normal como padre de familia pero tiene un desequilibrio insano y violento. El pasado les arrastrara a los dos.

Wild Indian narra una historia pesarosa y deprimente. Toca la idea de que los nativos americanos siguen siendo verdaderos salvajes aún en el siglo XXI y que el resentimiento es lo que puede llevarles hasta un odio desorbitado que saque lo peor de sí mismos. Es lo que explica el sermón de un sacerdote en un momento del film –al hilo del episodio de Caín–, lo cual será premonitorio en escenas posteriores. La violencia y los traumas de infancia pueden desembocar así en verdaderos desastres. La película no resulta muy estimulante porque tampoco ofrece asidero alguno. Rodada con corrección, el director evita mostrar explícitamente los momentos más desagradables. Cuenta por lo demás con eficaces interpretaciones de Michael Greyeyes y Chaske Spencer como protagonistas, mientras que están desdibujadas las breves apariciones de Kate Bosworth y Jesse Eisenberg, con personajes poco cuidados en el guión.