Colegio Abbott

Ava Coleman, directora de la escuela de primaria Willard R. Abbott, en Filadelfia, ha invitado a un equipo de una cadena televisiva a filmar el día a día del centro, para que vean los esfuerzos de sus profesores, pese a su nimio presupuesto. Al lugar acaba de llegar Janine Teagues, una joven profesora con una enorme vocación, pero que pese a su notable optimismo se dará de bruces con la dura realidad.

Supone toda una sorpresa esta telecomedia que critica con bastante gracia la educación pública de Estados Unidos, donde estudian niños de clase baja, casi todos afroamericanos o árabes, pues no abundan los blancos, ni siquiera entre los docentes, pues sólo lo son dos de los que aparecen en esta ficción. Se diría que analiza problemas graves, como los derivados de la desestructuración familiar, o de conflictos raciales, y la dudosa puesta en marcha de iniciativas como las clases avanzadas para los chicos con mayor potencial, pero todo ello sin hacer sangre, invitando a reflexionar sobre ello, y ofreciendo diversos puntos de vista. Por ejemplo, se mete cera a los profesores blancos que se las dan de ‘protectores’ de los negros, pero se hace con cierto cariño.

La serie logra un gran realismo recurriendo al formato de falso documental, al estilo de The Office. Además, se parten de guiones muy cuidados, con situaciones cómicas descacharrantes en cada capítulo. Se agradece que saque a relucir el valor de la figura del maestro, muchas veces inasequibles al desaliento. Reflejan muy bien la humanidad de los mismos actores como Quinta Brunson (Janine) –también showrunner de la serie–, o Chris Perfetti (el también novato Jacob Hill). Se disculpa que quizas Janelle James resulte un tanto exagerada como la directora Coleman.