Justicia (2022), de Bruce Goodison

Devastadora miniserie basada en hechos reales, la tragedia ocurrida en el estadio de fútbol de Hillsborough el 15 de abril de 1989 donde se enfrentaban el Liverpool y el Nottingham Forest: una avalancha humana que no se pudo contener se saldó con la muerte de 96 personas. Una de ellas era Kevin Williams, un joven de 15 años, y su familia quedó rota. La madre, Anne, no cejará hasta conocer todas las circunstancias que rodearon la muerte del chico, pues van saliendo a la luz circunstancias que no se le habían comunicado, y que hacen pensar que podría haberse salvado.

Kevin Sampson, guionista de la serie y que es sobre todo autor de libros, estuvo presente en el estadio cuando ocurrió la tragedia, y ha decidido abordar la historia desde el punto de vista de Anne. Lo hace con precisión entomológica, con un arco temporal de casi 25 años, describiendo el duelo de los familiares y los efectos en los Williams, cómo la madre quiere hacer justicia a su hijo, mientras que el padre no puede seguirle el ritmo, y los dos hermanos se enorgullecen de Anne, pero no deja de pesar sobre ellos como una losa el recuerdo de Kevin, pues es una presencia que está siempre ahí, les acompaña todos los días de su vida, con la consiguiente carga de pena y de no entender por qué tuvo que morir tanta gente. A lo que se suma la sombra de las sospecha de negligencia en la actuación de las fuerzas del orden, y en una especie de encubrimiento orquestado, lo más cómodo para las autoridades es declarar toda su pena y simpatía por las familias, pero pasar página, no seguir investigando o revisando el caso para dilucidar responsabilidades.

Dirige la serie el experimentado en producciones televisivas Bruce Goodison, que sabe imprimir a la narración grandes dosis de realismo, ayudado por el uso de material de archivo, la reconstrucción de la época, y el recurso a una fotografía apagada en la línea del cine de Ken Loach. Se trata de una historia que se hace dura de ver, aunque en parte es la intención, no en balde Sampson decía que Erin Brockovich, película con la que comparte temas, iba a parecer un juego de niños comparada con Justicia.

Durante toda la serie se respira una atmósfera triste, de pena infinita. Se muestra a personajes que no están resentidos o que buscan “vendettas”, pero la tragedia les ha marcado, y la impotencia hace más profundas esas huellas. El deseo de justicia, y el amor por los fallecidos, es lo que mantiene en ellos, y particularmente en Anne, una especie de luz, una cierta visión esperanzada, pero es tremendo cómo afecta a los Williams lo ocurrido, sus lazos se rompen y recomponen como buenamente se puede. Resulta especialmente la escena de Anne enferma recibiendo una visita del obispo, que le regala una imagen de la Piedad, que describe muy bien la situación doliente de una madre por su hijo.

Lo hacen muy bien todos los actores, pero destaca con un gran trabajo Maxine Peake, porque su rostro ofrece el rictus perfecto en que el dolor permanece, pero también el amor, el recuerdo luminoso de su hijo. Sus compañeros de reparto también trabajan en esta dirección, y el resultado es muy convincente.