Mayor of Kingstown (2021), de Clark Johnson

Kingstown es una pequeña ciudad de Michigan que debe su prosperidad (y su criminalidad y corrupción) al sistema carcelario, que alberga entre sus paredes a 20.000 delincuentes y para el que trabajan más de 40.000 personas, entre guardias, policías, maestros, proveedores... En la calle se mueven mafiosos y narcotraficantes, representantes de distintas etnias y pandillas, y para poner orden y lograr un cierto entendimiento con los policías y los federales, están los McLusky, tres hermanos, uno de los cuales es considerado el auténtico “alcalde” del lugar, tal poder acumula para informar al FBI, solucionar problemas y mantener la paz. Mariam es la matriarca, viuda y profesora, Mitch es el que lidera, un hombre de negocios, aunque le falta carisma, Mike es el más espabilado y que podría irse del lugar y llevar una vida honrada, mientras que Kyles es policía. El caso de un botín escondido y sustraído, deja un reguero de muertes que pone patas arriba el sistema existente hasta ese momento. Puede que a Mike, al modo de un Michael Corleone, le toque tomar las riendas del “negocio” de la familia.

Serie criminal creada por el prolífico Taylor Sheridan y Hugh Dillon, que también asume como actor un papel de policía. Con aires “padrinescos” destaca su brutalidad y la inmoralidad de los personajes, pues aunque se supone que se rigen por ciertos principios, es la disyuntiva de la “realeza” –sugerida incluso en el nombre de Kingstown– de los McLusky o el caos, lo cierto es que superan con creces los límites de la decencia en venganzas y ajustes de cuentas disfrazadas de ejecuciones con las que se impartiría cierta justicia. Los pasajes de sexo y violencia resultan especialmente descarnados, en la prisión o fuera de ella reina la ley de la selva, o sea, la fuerza bruta.

Los capítulos van desarrollando a los personajes, sobre todo a Mike, alguien atrapado en su fatal destino, encarnado con convicción por Jeremy Renner, pero también a su hermano Kyles (Taylor Handley), cuya esposa le comunica que está embarazada, a la matriarca Mariam (la veterana Dianne Wiest, algo cargante con sus apariciones impartiendo lecciones de historia) y al capo de los narcos afroamericanos Bunny Tobi Bamtefa. Y al mismo tiempo se presentan situaciones concretas que se van resolviendo, como la venganza por un asesinato, el acompañamiento en la ejecución de una pena de muerte con inyección letal, o el castigo aplicado a un tipo que, fabricando metanfetamina en su particular laboratorio, se lleva por delante, a causa de una explosión, la vida de un niño.