One Piece (2023), de Josef Kubota Wladyka

Cuando va a ser ejecutado, el bucanero Gold Roger desvela que ha dejado oculto su tesoro en un lugar denominado Grand Line. Como consecuencia, empieza la Gran Era Pirata, pues numerosos individuos dejan sus ocupaciones para convertirse en ladrones marítimos, al tiempo que buscan el botín de Roger. También pretende hacerse con él el joven Monkey D. Luffy, quien tras ingerir de niño una extraña fruta adquirió poderes de elasticidad sobrehumana, por lo que su cuerpo parece de goma. En su periplo, se unirá a la habilidosa ladrona Nami y al lacónico espadachín Roronoa Zoro, y también se hace amigo de Koby, que se separará de él porque desde niño sueña con estar del lado de la ley, junto a los marines que persiguen a los filibusteros.

Con excepción de Alita, ángel de combate, no suelen funcionar las versiones en imagen real de mangas y producciones de animación japonesas. Netflix había fracasado notablemente con Cowboy Bebop y Death Note, pero la plataforma de streaming se atreve a versionar una de las sagas más populares, creada por el mangaka Eiichiro Oda, cuya serie televisiva consta de 1071 capítulos, por lo que en caso de adaptar todo se tardaría un año en ponerse al día, a ritmo de unos tres diarios.

Así las cosas, lo tenían difícil para complacer a los numerosos incondicionales los máximos responsables de esta ficción, los guionistas Steven Maeda, forjado en Perdidos, y Matt Owens, que colaboró en la serie Luke Cage. Aunque mantienen la esencia del original y los personajes, para alborozo de los antiguos seguidores, los máximos responsables tienen claro que se dirigen a un público amplio, así que se utiliza una narrativa muy clásica, que remite tanto a clásicos de géneros de piratas, al estilo de El capitán Blood, como a la saga de Piratas del Caribe, con la que comparte los numerosos elementos fantásticos. Mantienen un tono de producciones de gran presupuesto para todos los públicos que se creía perdido. Además, han contado con un presupuesto bastante holgado, que se nota en los colosales decorados, el gran número de actores y extras, y los sofisticados efectos visuales.

Subyace la idea de que en bandos enfrentados puede haber buenas y malas personas, aunque tengan puntos de vista diferentes, y anima a los más jóvenes a luchar para hacer realidad sus sueños. El mexicano Iñaki Godoy (¿Quién mató a Sara?) transmite muy bien la energía y la eterna sonrisa de Luffy, y está bien escoltado por Emily Rudd (La calle del terror) como Nami, aunque en el plantel protagonista destaca como Roronoa Zoro el actor Mackenyu, que ya interpretaba el papel principal en Caballeros del Zodiaco, una de las versiones con actores de un anime más desastrosas que se recuerdan.