Physical (2021), de Craig Gillespie

Cáustica serie ambientada en los ochenta, sigue a la ex hippy Sheila, reconvertida en maruja casada con un profesor universitario y con una hijita, que sufre un trastorno alimentario que le lleva a consumir comida basura compulsivamente, pero que encuentra, tal vez, una salida, en el aerobic que practica y enseña en un local de un centro comercial.

Annie Weisman, guionista en series como Mujeres desesperadas, es la creadora de una trama tragicómica en que domina la voz en off de la cínica protagonista. Tiene un planteamiento muy actual, de personas con una existencia muy vacía. Así, el marido Danny se queda en paro y se postula para en puesto público con un mensaje ecologista, de protección de la costa del afán constructor inmobiliario. Es un tipo mediocre, pero con el que Sheila no puede dejar de estar. Ella es una chanchullera, que chantajea a la dueña del local de aerobic Bunny, rubia de bote y con novio surfero, pues hacen ahí vídeos pornos caseros. Además, Sheila tiene que terminar congeniando con una gorda que le pone de los nervios, Greta, pues es la esposa de un tipo influyente que podría ayudar a la carrera política recién emprendida por su Danny. Este flirtea con una antigua estudiante, casi una cría, y a la vez el dueño del centro comercial, padre de familia conservador, se ve atraído por Sheila.

Entre los directores se encuentra Craig Gillespie, que destacó con Lars y una chica de verdad, y Yo, Tonya, cintas que tenían personajes comparables a los de la serie que nos ocupa. Y logra mostrar las neuras de una sociedad desnortada, aunque al precio de dejar, tal vez, un poco deprimido al espectador, pues la bondad apenas asoma en un mundo en que cada uno va, preferentemente, a lo suyo. En el reparto destaca Rose Byrne, con un personaje complejo, al menos más que el que le dio la fama de abogada novata en Daños y perjuicios, y que le permite demostrar que es una actriz con recursos.