Modern Love (2ª temporada) (2021), de John Carney

Ocho nuevos capítulos autoconclusivos de la serie creada por John Carney, inspirada por la columna homónima del New York Times. No llegan a la altura de la primera entrega, pues se echa de menos la originalidad de algunos de los relatos de aquélla, como el del portero que cuidaba de una de las inquilinas del piso en el que trabajaba, o la hondura de otros, como el protagonizado por Anne Hathaway como abogada bipolar. En respuesta a algunas críticas, quizás algo exageradas, que arremetían contra la ficción, se ha tratado de incluir esta vez una mayor diversidad, con más parejas interraciales, personajes de clase baja, y más homosexuales. Además, la acción ya no sólo transcurre en la Gran Manzana, sino también en otras localizaciones.

Como ya pasaba en la temporada inicial, tienen mayor interés los capítulos (tres) dirigidos por el propio John Carney, sobre todo Extraños en un tren a Dublín, con Lucy Boynton (Bohemian Rhapsody) y Kit Harington (Juego de tronos) como dos jóvenes que se conocen en el expreso de Galway a Dublín. Aunque nace el amor, en lugar de intercambiarse el número de móvil deciden que si el destino quiere que estén juntos se reencontrarán en el tren de regreso dos semanas después. Lo malo es que entonces llega el confinamiento por el coronavirus, lo que dificulta que puedan lograr acudir a la cita. Sigue los patrones de Antes del amanecer (film al que se cita), y aunque no llega al mismo nivel, tiene frescura, elementos humorísticos agradecibles y un estupendo número musical. En el emotivo Carretera con curvas con la capota bajada, una mujer (Minnie Driver) se resiste a vender su viejo coche, porque éste le trae recuerdos de su difunto marido. Por último, Segunda oportunidad con el corazón y los ojos abiertos tiene como protagonistas a dos ex cónyuges, Tobias Menzies (The Crown) y Sophie Okonedo (Ratched), padres de dos niñas, que vuelven a enamorarse tras varios años separados. Un giro de guión proporciona una enorme intensidad dramática.

Entre los otro cinco destaca Chica nocturna encuentra a chico diurno, de Jesse Peretz (Glow), donde una mujer que sufre una alteración del sueño está condenada a vivir de noche, pero se enamora de un tipo que lleva una existencia normal, por lo que sólo coinciden unas pocas horas al día juntos. La sala de espera de los separados, de John Crowley (Brooklyn), Garrett Hedlund (Mudbound) y Anna Paquin (El piano) dan vida a un ex marine y un ama de casa que tras conocerse de forma casual descubren que sus respectivos cónyuges mantienen una aventura. En algunos momentos quiere parecerse a Deseando amar (In the Mood for Love), de Wong Kar Wai, pero no llega a la misma hondura dramática. 

En la decepcionante ¿Tú cómo me recuerdas?, de Andrew Rannels (Girls), dos homosexuales se cruzan por la calle. Cada uno de ellos recuerda a su modo que tuvieron una cita amorosa, por lo que el espectador contempla dos veces lo que ocurrió, se supone que desde los puntos de vista de sendos protagonistas, pero las repeticiones no aportan gran cosa. En Un plan de vida para dos que acaba siendo solo de uno, de Martha Cunningham (Insecure), Dominique Fishback (Judas y el Mesías Negro) interpreta a una humorista enamorada desde la escuela de un chico que para su desgracia sólo piensa en ella como amiga. Por último, en ¿Soy...? Quizá este test me ayude, de Celine Held y Logan George (Topside), una adolescente que se cuestiona su sexualidad acaba besando a una compañera de clase. Buenas interpretaciones, pero le falta algo de chispa.

Esta vez, no reaparecen los protagonistas de cada una de las historias en la entrega final. Se echa de menos, pues alguna había quedado un poco coja.