Sospechosas inesperadas (2021), de Melvin J. Montalban

Un barrio exclusivo a las afueras de Sydney, Australia. Ahí vive Sara Beasley en una mansión de lujo. Casada y con tres hijos pequeños, Sara vive para las redes sociales, todo es fachada en ella, falsedad, mientras que desatiende el mundo real. Pero, aunque es una influencer con miles de seguidores gracias a su web sobre mujeres, ha perdido todo su dinero y necesita vender su web a una firma estadounidense si quiere sobrevivir. Un poco más allá vive su vecina Roxanne, cuyo marido parece haber diseñado una estafa piramidal, por lo que también han perdido todo el dinero. A esto se une la delicada situación de sus niñeras filipinas, con sus propios problemas personales, económicos, pero sin las que sus amas no podrían vivir.

Serie cómica australiana de cuatro capítulos de una hora de duración cada uno aproximadamente. La creadora Jessica Redenbach ofrece una mezcla delirante entre Mujeres desesperadas, Criadas y señoras y Mujeres al borde de un ataque de nervios, presentando a un grupo de mujeres que han llegado al límite y deciden dar un paso adelante como si no hubiera un mañana. Narrativamente la historia es un flashback de lo acontecido unas semanas antes del robo de un valioso collar de seis millones de dólares en una de las propiedades del barrio. La trama se centra principalmente en Sara y su niñera Evie, las mentiras de Sara y sus intentos para esquivar las deudas, a lo que poco a poco se suman las problemáticas de otras mujeres del vecindario, los respectivos maridos, aprovechados que pululan por ahí etc.

Redenbach pinta en Sospechosas inesperadas un mundo, el de las clases altas, que es un monumento a la vaciedad y a la frivolidad, en donde lo virtual ha usurpado el lugar de lo real y en donde la mentira entre amigas, esposos y vecinas campea a sus anchas. Las diferencias de clase desaparecen entre estas mujeres desesperadas, donde al fin y al cabo todas se igualan por abajo, aunque la comunidad filipina de niñeras tiene al menos mayor sentido común y un mínimo de perspectiva moral. De todas formas, estamos tan solo ante una comedia loca y desopilante, con momentos divertidos, a veces bastos y surrealistas. Destaca entre todos los personajes el de Sara, interpretada con maravillosa gracia por Miranda Otto, la actriz más conocida del reparto. Es impresionante el grado de patetismo al que puede llegar su personaje y la actriz australiana logra transmitir una vis cómica inconmensurable, a la altura de su personaje.