Un marinero en la guerra (2023), de Gunnar Vikene

Miniserie noruega de tres capítulos que abarca tres décadas en la vida de una familia noruega, fatalmente afectada por los avatares de la Segunda Guerra Mundial. Alfred, marinero casado y con tres hijos, no tiene más remedio que embarcar para proveer de pan a su familia, cuando ha estallado la Segunda Guerra Mundial y Noruega mantiene su neutralidad; le acompaña su amigo Sigbjørn, que promete a la esposa, Cecilia, que velará por él y lo traerá de vuelta a casa. Pero en su ausencia el país será atacado por Alemania, y Cecilia y sus niños sufren todo tipo de penalidades, incluidos bombardeos. Mientras que la marina mercante noruega se pone al servicio de los aliados, lo que prolonga la ausencia, con noticias confusas de muertes y desaparecidos.

Gunnar Vikene escribe y dirige una serie que muestra la deshumanización consecuencia de los conflictos bélicos, en que se olvida a las personas con frecuencia, pensándose sólo en términos de victoria o derrota, patriota o desertor, buen padre o tipo que abandona a su familia en un momento crítico. Domina casi todo el metraje un tono fatalista, donde no cabe socorrer a las víctimas de un naufragio, se juzga y condena con facilidad el comportamiento de la gente, dominan las pesadillas y el recurso al alcohol ante la incomprensión.

Existe un deseo por conservar las cosas valiosas, la amistad y la familia, con el cariño y la lealtad que llevan consigo, en tal sentido es bonito el espíritu de sacrificio de Sigbjørn a la hora de velar por su amigo Alfred, o los esfuerzos de Cecilia por mantener la normalidad en una situación anormal. Hacen un buen trabajo Kristoffer Joner, Pål Sverre Hagen y Ine Marie Wilmann, pero también los otros actores con roles más secundarios. Y sorprende la cuidada producción a la hora de mostrar la navegación, barcos y submarinos, o los bombardeos.