Louis Hayward

Producida por Andrew J. Fenady –especialista en películas de serie B– y la compañía creada por el actor Bing Crosby, se trata de una revisión bastante pobre de la clásica historia de crímenes en un museo de cera con figuras humanas. Que su acción se desarrolle en la Inglaterra victoriana es un error porque, como se puede apreciar en sus imágenes, el dinero no daba para decorados o vestidos mínimamente aparentes de la época. Al carecer de calidad cinematográfica alguna, lo mejor es detenernos en su reparto: toda una exhibición de viejas glorias relacionadas con el cine de terror como Ray Milland (recuérdese su participación en Los intrusos), Elsa Lanchester (La novia de Frankenstein) y el siempre tétrico John Carradine. El filme no llegó a estrenarse en España.

Mientras los indios asedian un fuerte del oeste, un grupo de personas intentan resisitir. Entre los individuos se encuentra Chuka, un valiente vaquero, la joven Verónica, un conductor de diligencias, y varios soldados comandados por el atormentado coronel Stuart Valois. Más que entretenido western de Gordon Douglas, basado en la novela homónima de Richard Jessup. Además de acción, aporta interesantes elementos psicológicos que dan un plus a la trama. Cuenta con un acertado reparto encabezado por el cowboy Rod Taylor (El tiempo en sus manos), el coronel John Mills (La hija de Ryan), que vive en perpetuo estado de sufrimiento por un suceso del pasado, o su fiel sargento Ernest Borgnine (Doce del patíbulo).

Joe “Navidad” recibe ese apodo por haber nacido el día de Navidad. Es un joven problemático que pondrá a prueba sus convicciones morales tras la llegada al pueblo de de individuos indeseables.

Un médico queda muy impresionado por la técnica del hipnotismo para tratar a los pacientes, de modo que decide ponerla en práctica con la mujer de un amigo. Para su sorpresa le da detalles de una supuesta vida anterior, cuando respondía al nombre de Bridey Murphy en la Irlanda del siglo XIX. Intrigante film escrito y dirigido por Noel Langley. De acuerdo en que hay algunas incoherencias argumentales –no se sabe por qué el hipnotizador pide a la mujer tantos detalles de su vida pasada–, pero la atmósfera creada atrapa, y cuenta con el buen hacer de Teresa Wright y Louis Hayward.

En 1914, en vísperas de la I Guerra Mundial, Denham recibe el encargo de recuperar un cargamento de ametralladoras Vickers que han sido robadas en un puerto africano de Mombasa. Denham, gran conocedor de la selva, se hará pasar por un cazador para conseguir su objetivo. Aventuras heroicas en época de guerra y atmósfera exótica es lo que ofrece este discreto film, que no cuenta tampoco con un reparto especialmente relevante. Aún así, se deja ver.

Una de las películas menos conocidas de su director, Fritz Lang, rodada para Republic, a partir de una novela de A.P. Herbert. La trama, de atmósfera gótica, transcurre en su mayor parte en una casa de campo, muy próxima a un caudaloso río. Ahí el mediocre escritor de novelas de misterio Stephen Byrne ve con frustración cómo las editoriales rechazan sus manuscritos uno tras otro. Una noche en que su esposa Marjorie está ausente, Stephen alimenta su pasión hacia Emily, una atractiva criada, hasta el punto de tratar de forzarla, lo que provoca su muerte accidental; la inmediata llegada a la casa de John, hermano tullido de Stephen, le convierte en cómplice del encubrimiento de lo sucedido, pues con engaños le convence de que debe evitar el escándalo, de modo que meten el cadáver de Emily en un saco, y lo arrojan al río. Al principio la idea dominante es que Emily se ha fugado con un hombre tras robar algunas cosas de Marjorie, pero la aparición del cadáver cambia las tornas. Curiosamente, algunos indicios apuntan a que John podría ser el asesino, mientras que el cínico Stephen ha alcanzado, de modo inesperado, el éxito que ansiaba como escritor.Aunque ciertamente la historia tiene algo de folletín, con los hermanos enfrentados, amores no confesados, cadáveres que se empeñan en reaparecer, y en manos de otro director, sería un encadenado de clichés, lo cierto es que Lang logra una película inquietante, de aire expresionista, magníficamente fotografiada. Louis Hayward hace un buen trabajo como el escritor malsano, débil, vicioso y manipulador. Hay que reconocer los méritos del director, también en el final, que pese a buscar su condición de “final feliz” de modo algo forzado, está salvado, al menos en parte, por el inteligente truco de una oportuna cortina fantasmal.

Bangor, 1824. Jenny manipula a los hombres a su antojo, es una mujer hermosa y lo sabe. Por ello no duda en casarse con un tipo acaudalado, seducir a su hijo y planear con él el asesinato del progenitor, y a la vez tirar los tejos al prometido de una amiga. Edgar G. Ulmer maneja la historia con su maestría habitual, en este film producido y protagonizado por Hedy Lamarr, que pidió expresamente que este director se ocupara del film.

Brillante adaptación de la que es seguramente la mejor y más popular novela de Agatha Christie. Diez personas son convocadas en una isla lejos del mundanal ruido, y son asesinadas una a una siguiendo la letra de una canción infantil; son víctimas de un desconocido que asegura que todos son responsables de algún crimen en el pasado. Reparto de campanillas, gran dirección de René Clair, y por supuesto, sorpresa mayúscula en la resolución de la trama. Aunque pueda parecer algo artificioso el planteamiento, Clair maneja bien el sentido del humor con determinados personajes -una rigorista mujer, el médico alcohólico, el juez cínico, los criados-, en la pareja enamorada es más tópico. Destaca la escena de arranque en la barca, sin palabras, puro cine mudo, donde el director alcanzó gran brillantez sin necesidad de diálogos.

Melodrama basado en la obra teatral de Reginald Denham, donde una actriz británica retirada de la escena convive con una señora de compañía que le ayuda en las labores del hogar. Cuando aparecen las dos hermanastras de la criada, la vida para la dueña de la casa se vuelve insoportable, hasta el punto de que las tres hermanas acaban haciéndose dueñas de la situación. Una estupenda película de suspense, aunque algo desconocida, que obtuvo nominación al Oscar para la mejor decoración de interiores (Lionel Banks y George Montgomery) y banda sonora de película dramática (Morris Stoloff y Ernst Toch).

Película basada en la novela de Howard Spring, se trata de un drama que tiene como protagonista al mencionado hijo del título. Un joven rebelde e indisciplinado que provoca cierto rechazo social allí adonde va. Expulsado del hogar familiar cuando roba a una amiga de su padre, el joven camina sin rumbo por la vida hasta que estalla la Primera Guerra Mundial y es llamado a filas. Buenas interpretaciones de Brian Aherne y Louis Hayward, en una película de la que la productora esperaba mucho más recorrido comercial del que finalmente tuvo. Eso sí, fue nominada al Oscar a la mejor dirección artística en blanco y negro.

Alejandro Dumas creó en esta novela al famoso personaje de Edmund Dantes, un marino francés acusado injustamente de un delito y confinado a la infranqueable prisión de Chateau donde, diecisiete años después, escapa, encuentra un tesoro en la isla de Monte Cristo, y asume la personalidad de un ficticio conde con el nombre de dicho lugar. Entonces, regresa a París para vengarse de los hombres que le traicionaron. El cine fue un auténtico filón para esas desaforadas aventuras, rodándose más de 30 versiones. La cinta que nos ocupa no es sino una secuela de El conde de Montecristo (1934), entretenida versión con Robert Donat de protagonista y también dirigida por Rowland V. Lee, que completaría una trilogía en The Return of Monte Cristo, de Henry Levin (1947), con Louis Hayward repitiendo el rol como Dantes.

Judy y su mejor amiga, Bubbles, son bailarinas. La primera utiliza su talento para triunfar en el mundo del espectáculo, pero la otra sólo busca medrar en el terreno laboral. A pesar del buen hacer del reparto, Dance, Girl, Dance fue un enorme fracaso comercial y de crítica en su momento.

Notable adaptación, de las muchas existentes, de la famosa novela de Alejandro Dumas. En este caso dirige el gran James Whale, prestigioso director tras su impactante El doctor Frankenstein. Entre el reparto destaca la bella y siempre enigmática Joan Bennett (Almas desnudas) en el papel de la princesa Maria Theresa. La acción, como es sabido, nos traslada a la Francia del siglo XVII. Allí los célebres mosqueteros Athos, Porthos y Aramis, junto al compañero D'Artagnan son testigos de los atropellos que se están cometiendo contra el legítimo heredero del trono de Francia, al que tienen preso en una mazmorra con la cabeza tapada con una máscara de hierro para mantener su identidad oculta. Está claro, que nuestros héroes tomarán riendas en el asunto...

Tras el cierre del local donde trabaja, el Casino de Francia, una empleada llamada Nicole pretende convertirse en modelo. Sus ansias de lograrlo y un malentendido le harán vivir una incómoda situación cuando se desvista delante de un hombre que cree que la joven intenta chantajearle. Protagoniza esta divertida comedia norteamericana la gran diva francesa Danielle Darrieux (La ronda), que aquí está acompañada por unos de los galanes del Hollywood clásico, Douglas Fairbanks Jr.

Aunque no está preparado para ello, el joven Stephen Earley ha de cumplir con la tradición familiar e inscribirse en la academia militar de West Point. El problema es que se trata de un individuo que ha pasado toda su vida en Inglaterra aprendiendo otro tipo de modales y sin preocuparse en exceso por la fuerza física. Así que, cuando aterriza en la Academia norteamericana, todo serán burlas de sus compañeros. Pero Stephen no se dará por vencido. Protagoniza Louis Hayward (1909-1985), un actor nacido en Sudáfrica que tenía un físico propicio para películas de época como El caballero Adverse (1936), La máscara de hierro (1939) y Corazón de león (1948), entre otras.

Basado en la novela de aventura y romance de la época napoleónica escrita por Hervey Allen y publicada en 1933. Nada más comenzar el film, se dicen las palabras que identifican a nuestro misterioso personaje: “sin padre, ni madre, ni nombre”. Efectivamente, Anthony Adverse crece huérfano en un convento enamorándose de la hija del cocinero. Sin embargo, la felicidad le dura poco tiempo, pues el muchacho se verá envuelto en un sin fin de aventuras que le llevarán de Cuba a África, hasta que regresa a París para ver a su amada convertida en una estrella de la ópera y descubrir los secretos de su pasado. Considerada la película más larga –141 minutos– y costosa producida por el Hollywood sonoro hasta el momento, tuvo que pasar primero el filtro de la censura ya que en su guión inicial le fueron eliminadas 40 páginas al mostrar desnudo al niño protagonista. Consiguió nominaciones al Oscar a la mejor película, decoración de interiores (Anton Grot) y ayudante de dirección (William Cannon); resultando ganadora en las categorías de actriz secundaria (Gale Sondergaard), fotografía (Gaetano Gaudio), montaje (Ralph Dawson), y banda sonora para el jefe de Estudio de la Warner Leo Forbstein cuando, en realidad, el impresionante score había sido compuesto por Erich Wolfgang Korngold.

El príncipe heredero de la corona de un ficticio país europeo, llamado Irania, se va a casar con la princesa Brenda. Se trata de un matrimonio concertado y las cosas no serán tan fáciles, puesto que ellos no están a gusto con la unión. Entretenido drama romántico que supuso la segunda de las cinco colaboraciones entre los actores Robert Montgomery y Rosalind Russell. La película es una adaptación de la célebre novela corta de Robert Louis Stevenson "El club de los suicidas".

Londres, 1925. Clarissa Phelps, una viuda de mediana edad acoge a Randolph Courtney, un borracho sin hogar. Acaba demostrando una enorme cultura y ayudando en la educación de Richard, hijo de su benefactora. Pasan los años, y Clarissa le confiesa a Richard que en realidad no es su madre, sino que una familia rica le contrató para que le cuidase. Ameno drama de argumento folletinesco, y poco creíble, pero que se beneficia del buen hacer de un impecable plantel de actores.

Lillian Belton intenta suicidarse tomando una sobredosis de drogas, por lo que su médico, Gordon Phillips, la envía al psiquiatra Mary White para el tratamiento. Pero el amor resultará ser su mejor medicación.  Drama romántico bien dirigido por un gran conocedor de este género como es Edmund Goulding.