Ronald Stein

Quizá la primera película importante de Francis Ford Coppola, ensayo intimista acerca de la responsabilidad humana. El film se centra en un personaje femenino casado, Natalie (Shirley Knight), a la que acomete un ataque de pánico cuando descubre que está embarazada. Sin motivo aparente abandona el hogar dejando una nota a su esposo, y tras despedirse de su madre, emprende en la carretera una huida hacia ninguna parte, en la que se topará con varios personajes, que le ayudarán a madurar. Entre otros destacan un ex jugador de fútbol americano, al que una lesión cerebral alejó del campo, y un policía que tratará de violarla. Coppola dibuja con tino la confusión de Natalie y sus devaneos amorosos ocasionales, apuntando que la elusión de sus responsabilidades no impide la aparición de otras nuevas, como la de cuidar del ex jugador, con importantes taras psíquicas. Coppola pudo rodar con gran libertad creativa, y le acompañaron en su aventura algunos de los que luego serían colaboradores habituales. Allí estaba George Lucas, los actores Robert Duvall y James Caan, el ingeniero de sonido Walter Murch, y el montador Barry Malkin. Se trataba de la semilla de lo que era en ese momento su gran sueño: la creación de un estudio, Zoetrope, donde los cineastas tendrían libertad y medios para acometer sus proyectos.

Stony es un joven hippie de San Francisco que conoce a Jenny, una chica sorda que acaba de llegar a la ciudad en busca de su hermano Steve. Muy pronto, la joven compartirá con Stony y sus amigos esa filosofía de vida a favor del amor libre y las drogas, mientras sigue la pista a su hermano desaparecido, de quien descubre, está amenazado de muerte. Richard Rush introduce al espectador en la cultura "underground" que floreció en los años 60 con una historia repleta de hippies, música sesentera y drogas alucinógenas. Jack Nicholson, Sean Stockwell y Adam Roarke son los protagonistas.

Cinta de terror de culto, con protagonismo de Lon Chaney Jr., sigue a tres adolescentes con una rara enfermedad, encerrados en una mansión, por el peligro que supone su enfermedad regresiva que les vuelve terriblemente violentos. Lo que por supuesto es la excusa perfecta para incluir escenas con abundante derroche de hemoglobina.

Willie Duggan llega a un pueblo para instalarse. Con la idea de ganar algo de dinero decide probar buscando forajidos. Le va bien y poco a poco comienza a ser un hombre distinto. Western algo atípico protagonizado por Dan Duryea, actor especializado en interpretar a personajes odiosos, sibilinamente malvados.

Una mujer oculta la muerte de su marido a la familia de éste, mientras piensa cómo puede quedarse con la herencia. Debut oficial en la dirección de Francis Ford Coppola, que rodó un film de terror de serie B en la ‘escuela-factoría’ de Roger Corman.

Cuando Charles Dexter y su esposa Ann llegan a una localidad de Nueva Inglaterra para hacerse cargo del castillo que han heredado, comienzan a sucederse hechos extraños. Y es que el espíritu de un antepasado brujo de Charles quemado en la hoguera hace cien años está poseyendo a éste con malévolas intenciones. Adaptación libre de una obra de H.P. Lovecraft, marcada por un extraordinario trío protagonista como Vincent Price –en su sexta colaboración con Roger Corman–, Debra Paget y el camaleónico Lon Chaney Jr. Rodada en Irlanda mantiene un buen halo de misterio con elementos diabólicos como el libro del Necronomicón, clave en la resolución de la cinta. A destacar la intervención de un joven llamado Francis Ford Coppola como supervisor de diálogos.

Un soldado llamado Andre camina por la playa cuando de pronto una bella mujer se le aparece a lo lejos. En el momento que el joven intenta acercarse a ella, sufre un percance y pierde el conocimiento, y se despierta a las pocas horas en la cabaña de una mujer. Andre prosigue su viaje y llega a un caserón habitado por el Baron Victor Frederick Von Leppe, donde descubre que la difunta esposa de Von Leppe es la misma mujer que vio en la playa. Intrigante guión y buenos actores para esta historia en la que colaboraron diversos directores de renombre, aunque todos desacreditados, salvo Roger Corman. El suspense se respira en cada plano gracias en parte al buen hacer de Boris Karloff (El doctor Frankenstein).

Tercera adaptación de Roger Corman de una historia de Edgar Allan Poe tras La caída de la casa Usher (1960) y El péndulo de la muerte (1961). Esta vez se basó en el relato "The Premature Burial", donde un estudiante de medicina tiene la creencia de que un día será enterrado vivo. Todo viene por un trauma infantil cuando escuchó los gritos que, desde su tumba, daba su padre cataléptico. Ni siquiera su boda logrará hacerle olvidar su lúgubre obsesión, que amenaza con desembocar en locura. A pesar de una conseguida atmósfera con decorados de segunda mano y niebla artificial, la película no acaba de funcionar debido a la reiteración de su idea central –el hombre que va a ser enterrado vivo– y de una desembocadura en cine policiaco fuera de lugar en el género de terror. Apropiada partitura de Ronald Stein basada en una canción popular que sirve como premonición a los actos psicóticos del protagonista.

Cuando viajó a Grecia para buscar localizaciones de una nueva película, el avispado Corman entró en contacto con un productor local llamado Papamichelis para rodar enseguida un film de temática 'eplum' (cine pobre de romanos que hacía furor en Italia). Corman contactó con su habitual guionista Charles B. Griffith –su colaboración número doce desde 1956–, y poco tiempo después ya tenía una historia para comenzar a rodar. Lamentablemente, el tal Papamichelis desapareció sin aportar un dólar y el director tuvo que apañárselas con su ingenio habitual para poder llevar a cabo el proyecto. El resultado acabó siendo un desastre aún estando rodada en el sistema panorámico de Vistascope. Todo tiene lugar en la Grecia antigua, cuando dos ejércitos que luchan por conquistar una ciudad deciden dirimir sus diferencias enfrentando a sus dos mejores guerreros. Para convencer al poderoso Atlas de que luche a su lado, el malvado Praxímides no duda en utilizar a su propia amante para engatusarle.

Debut del guionista Robert Towne de la mano de Roger Corman. Tras un holocausto nuclear sólo sobreviven dos hombres y una mujer. La lucha está servida. El propio Towne se reserva uno de los tres únicos papeles del film.

Symour es un muchacho que trabaja en una floristeria y está secretamente enamorado de su compañera Audrie. Un día, se compra una planta exótica a la que cuida con mimo y dedicación, y la planta comienza a crecer rápidamente, incluso tiene la capacidad de comunicarse con Symour. Pero el vegetal no es tan fantástico como parece pues, en realidad, es un ser asesino que se alimenta de carne humana. Película con un brillante humor negro sobre una planta carnívora con mucha hambre. Todo parte de un relato de Charles B. Griffith, que además se ocupó del guión y de dar voz a la planta carnívora protagonista. Esta vez, Corman (La mujer avispa, El hombre con rayos X en los ojos), contó con uno de los presupuestos más bajos de su carrera –27.500 dólares–, planteando casi todo el film en un único decorado y unos cuantos exteriores que rodó a última hora en Los Ángeles para alargar la duración de su trama. Entre el reparto aparece un jovencísimo Jack Nicholson en uno de sus primeros papeles. La cinta es sarcástica y algo salvaje, y lo mejor es la escena humorística que tiene lugar entre Nicholson como un paciente masoquista y Jonathan Haze como un falso dentista. Para no perder la costumbre de los caóticos rodajes de Corman, la escena fue improvisada en un momento. En 1986 se rodó su conocido remake musical que aligeraba la carga sádica.

Durante un vuelo de prueba sobre Corea, el científico estadounidense Den Olmstead es derribado y capturado por el enemigo. John Agar (La legión invencible) protagoniza un film bélico de bajo presupuesto.

Una de las películas más conocidas del maestro de la serie B Roger Corman, un peculiar individuo nacido en Detroit en 1926, y que intervino como productor en casi 400 títulos con un abaratamiento de costes legendario en la industria del cine. El cartel anunciador de la película, con la mitad del rostro de una chica gritando ante un monstruo alienígena es representativo del cine de ciencia ficción de la época. Un marciano del planeta Davana llega a la Tierra y se alimenta de la sangre de un humano que, vampirizado por el extraterrestre, iniciará una cadena de horrendos crímenes. Ingenua, divertida y con algunos hallazgos, tuvo otras dos versiones producidas por el mismo Corman: Vampiro del espacio (1988) y Not of this Earth (1995)

Una banda de criminales que ha robado un suculento botín planea escapar de la policía por el mar. Para ello alquilan el barco de Duke, que no sospecha nada de sus viajeros. Nueva producción de la AIP con dirección de Roger Corman, también distribuída con el título de Thunder Over Hawaii. La AIP (American International Picture) había sido creada a comienzos de los 50 por los productores independientes Samuel Z. Arkoff y James H. Nicholson, teniendo a Corman como su más firme valedor en este tipo de películas de bajo presupuesto y destinadas a satisfacer al espectador con sus dosis de intriga, monstruos, acción y, sobre todo, chicas ligeras de ropa. La película se rodó en la isla de Kauai en un tiempo récord, en una filmación que comenzó solo un día después de que Corman terminase otro de sus filmes.

Con ese título, se puede uno imaginar por dónde va el asunto. Una producción de terror (o de comedia, según se vea) de bajo presupuesto filmada durante diez días en una playa de Malibú, y con un presupuesto de 70.000 dólares. En este sentido, el guión de Charles B. Griffith –colaborador habitual de Corman– es bastante modélico al suplir la carencia de efectos visuales con recursos cinematográficos en off que "atemorizasen" al espectador ante la aparición del monstruo. Un grupo de científicos es enviado a investigar la misteriosa desaparición de otros colegas suyos en el Pacífico. Tras algunas pesquisas, descubren que la radiación ha convertido a unos cangrejos marinos en unos horribles bichos enormes y sedientos de sangre.

Original propuesta cinematográfica, cuyo antecedente hay que buscarlo en el libro "The Search of Bridey Murphy", basado en los experimentos hipnóticos que un hombre llamado Morcy Bernstein realizó con una mujer de Colorado en 1952. Durante estas sesiones, ella relató como había vivido anteriormente en la Irlanda del siglo XIX. Aunque con el nombre original del libro ya se había filmado una película en 1956, al siempre atrevido Roger Corman le pareció una idea aún por explotar y decidió realizar un nuevo proyecto. En su trama, una prostituta es hipnotizada por un profesor y la traslada mentalmente a una época medieval donde descubre que está encerrada en una mazmorra acusada de brujería. A pesar de su escasez de medios, un film de ambientes inquietantes y sugerentes.

Rodada el mismo año –y casi al tiempo– que Carnival Rock, se trata de otro invento juvenil del director Roger Corman, donde lo más importante no era precisamente su guión (¡B. Griffith lo escribió en un día!), sino la aparición en pantalla de grupos de la época como los sensibleros The Platters (que cantan 'I´m Sorry' y 'He's Mine') y la banda de rockabilly The Blockbusters que entonan con energía el 'Rock All Night' de su título original. En la ciudad de Nueva York, un individuo llamado Shorty (Dick Miller) va recorriendo distintos lugares nocturnos donde se interpretan diferentes tipos de música, encontrando en uno de ellos el amor de una cantante.

La escuela de señoritas que indica su título era en realidad un colegio universitario donde una joven de la alta sociedad llamada Sabra (la morenaza Susan Cabot) se comporta de una forma indigna humillando al resto de sus compañeras y amenazando a otras con contar sus secretos más inconfesables. Cuando es desestimada su petición de entrar en una hermandad, su actitud se hará más agresiva. Rodada en una auténtica casa de hermandad universitaria, el film muestra todos los elementos del cine más provocativo de la época, con escenas que a duras penas burlaron la censura como cuando Sabra propina una azotaina a una oronda compañera o la lucha entre dos jovencitas de enorme carga sensual.

Western bastante pobre, que en los cines americanos rellenaba la cartelera de programas dobles con otro título igualmente de baja calidad (algo homenajeado por Tarantino y Rodríguez en Death Proof). En esta ocasión, y rompiendo los tópicos no escritos del género, el protagonismo recae en mujeres que se comportan como hombres: disparan como ellos, beben como ellos y pelean ... ¡eróticamente! La protagonista es Oklahoma, una mujer dueña de la cantina del lugar que aspira a convertirse en la próxima sheriff. Para ello no duda en utilizar sus más que evidentes encantos en sus ambiciones políticas, a la vez que utilizar a sus secuaces para intimidar a su opositores. Tercera colaboración entre Corman y el guionista Lou Rusoff tras Mujer Apache y El día del fin del mundo.

Los profesores Nelson (Peter Graves) y Anderson (Lee Van Cleef), intentan tomar contacto con seres de otros mundos mediante ondas espaciales. Sin embargo, éste último actúa por su cuenta y consigue traer a una extraña criatura a la Tierra. El monstruo tiene un enorme poder mental y consigue controlar al científico lo mismo que a todos los habitantes del lugar. Tras provocar el caos, Anderson se da cuenta de lo que ha hecho y sólo le queda la opción de enfrentarse a la criatura, aun a costa de su propia vida. Ciencia ficción y terror de ínfimo presupuesto, algo que se aprecia en los efectos visuales del monstruos así como en los decorados donde transcurre toda la aventura. El reparto masculino resulta interesante, con los después conocidos Peter Graves (gracias a la serie Misión imposible) y Lee Van Cleef con sus spaghetti western. La chica es la pectoralmente impecable Beverly Garland, después convertida en asidua colaboradora de Corman en títulos como La sheriff de Oracle, Emisario del otro mundo y Naked Paradise. Dicha actriz tiene una larga filmografía en cine y televisión, y continúa trabajando con más de 80 años.

Retomando el protagonismo de las mujeres en el Oeste que había descrito tanto en Mujer Apache como en The Oklahoma Woman, el avispado productor y director Roger Corman volvió a la carga con otro título al que adaptar la fórmula de erotismo y aventura. El resultado es desolador en todos los aspectos, algo a lo que seguramente contribuyó su rodaje de sólo una semana (¡y eso que se alargó un día debido a la lluvia!) y a que su bella protagonista femenina –Beverly Garland– se rompiese un brazo al caerse del caballo y tuviese que terminar el film en este lamentable estado. Rose Hood, la viuda del sheriff, ha de hacerse cargo del puesto de su marido hasta que llegue uno nuevo al pueblo. Durante ese tiempo se ganará la estrella batiéndose en duelo con peligrosos pistoleros y descubriendo a los asesinos de su esposo.

Western de bajo presupuesto –apenas 80.000 dólares–, y que venía a significar un intento de reivindicación de los nativos norteamericanos cuando, tras el fin de las guerras indias, se confinó a los pieles rojas a las reservas para su mayor humillación. Su protagonista es una mestiza que, aunque ha vivido entre los blancos, siempre se consideró más cercana a los apaches. Cuando una serie de crímenes azota el pueblo de Arizona donde está la reserva india, los habitantes comienzan a sospechar que el culpable está allí escondido. Ante el clima de tensión, el gobierno envía a un agente a la zona para buscar al asesino y encauzar la relación entre blancos e indios. El hombre se toma tan en serio su trabajo que acaba enamorado de la mestiza. La película se filmó en dos semanas, rodándose con el sistema de Pathécolor y ofreciendo en ella las dosis de sexo y acción que cierto público demandaba.

Cine barato de ciencia ficción, en una década dominada por las producciones del mismo género de la Universal. Su argumento nos lleva a la época de la Guerra Fría y el miedo nuclear de la población norteamericana. De hecho, tras unas devastadoras explosiones atómicas que han supuesto una contienda repleta de muertos, sólo unos pocos han logrado sobrevivir escondiéndose en sus refugios antinucleares. En uno de estos lugares están Jim y su hija Louise, una pareja de novios, un hombre contaminado y un anciano. No solo han de hacer frente a las tensiones que surgen entre ellos, sino también a las criaturas mutantes que les esperan en el exterior. Por supuesto, su limitado presupuesto hace que el maquillaje de los monstruos dé más risa que miedo y, aún con un planteamiento interesante, todo parece como demasiado ingenuo y rocambolesco.