
Jack Nicholson
86 añosPremios: 3 Oscar (más 1 premios y 9 nominaciones) Ver más
Genio excesivo
El gran Jack es todo un seguro de vida para las productoras. Lleva más de treinta años en la cresta de la ola y sus papeles siguen sin cansar a la concurrencia.
Y aún menos a la Academia de Hollywood, que le ha dado tres Oscar y le ha nominado nada más y nada menos que doce veces, más que a ningún otro actor de la historia. La razón de tal entusiasmo es simple: el señor Nicholson cada vez lo hace mejor. Película a película sube un peldaño más en su calidad interpretativa, y la escalera parece no tener fin.
Nacido el 22 de abril de 1937 en Neptune (New Jersey), John Josephson Nicholson (aclaremos que “Jack” equivale más o menos a “Juanito” en el argot anglosajón) creció como un chaval taciturno y solitario, debido seguramente a un ambiente familiar no muy deseable. Su padre alcohólico abandonó a sus hijos muy pronto, y Jack creció pensando que su madre era su hermana mayor y que su abuela era su madre. En fin, un triste lío que sin duda tuvo que ver en la forja de su carácter. A los diecisiete años, tras finalizar sus estudios primarios en su New Jersey natal, se trasladó a Hollywood dispuesto a ser actor, y se abrió camino como ayudante en el departamento de dibujo de la Metro Goldwyn Meyer.
Más tarde, mientras estudiaba arte dramático en el Players Ring Theatre conoció al director y productor Roger Corman. Fue un feliz encuentro, porque el famoso rey de la serie B le consiguió su primer papel en el cine con The Cry Baby Killer (1958). Y luego, a lo largo de la década de los 60, los dos hicieron equipo con notables resultados: La pequeña tienda de los horrores (1960), El cuervo (1963), El terror (1963), La matanza del día de San Valentín (1967). Más tarde, la carrera de Nicholson, ya algo encasillada en películas de terror, dio un gran giro con Easy Rider (1969), ópera prima tras las cámaras de Dennis Hopper. Con ese trabajo, Nicholson logró su primera nominación al Oscar, reconocimiento que luego repetiría con Mi vida es mi vida (1970) y El último deber (1973).
Sin embargo, podemos decir que el Nicholson que conocemos, el Jack intenso y desaforado, no llegó hasta su encarnación del detective J.J. Gittes en Chinatown (1974), cine negro de altura realizado por Roman Polanski. Pero, a pesar de su nueva nominación, el Oscar no llegó hasta el año siguiente, gracias a uno de los papeles más inquietantes que un actor ha llevado a cabo: el McMurphy de Alguien voló sobre el nido del cuco.
Con ese personaje, Nicholson se hizo de oro y hasta la fecha no ha parado de explotar la excentricidad y el exceso con tipos que se sitúan en el estrecho margen que separa la cordura de la locura, si no es que están locos de remate, como el escritor Jack Torrance de El resplandor (1980), una de las películas de terror más conseguidas del género. Más tarde, tras dos espléndidas apariciones al año siguiente en la mitificada El cartero siempre llama dos veces (1981), de Bob Rafelson, y Rojos, de Warren Beatty, se llevó su segundo Oscar (esta vez como actor secundario) con la lacrimosa y excelente La fuerza del cariño (1983), de James L. Brooks. Catorce años después sería el mismo director quien le daría la oportunidad de lograr su tercer Oscar, con el impagable papel del neurótico protagonista de Mejor… imposible, uno de sus trabajos más alabados. Pero durante los años anteriores, sus flirteos con la demencia ya se habían hecho carne de su carne con el malévolo millonario de Las brujas de Eastwick (1987), el joker de Batman (1989), el coronel Nathan Jessep de Algunos hombres buenos (1992) o el licántropo de Lobo (1994), por no hablar de los tipos raritos de Cruzando la oscuridad (1995), Sangre y vino (1996), y las más recientes El juramento (2001), segundo trabajo a las órdenes de su amigo Sean Penn, la excelente A propósito de Schmidt (2002), duocécima nominación al Oscar incluida, o la divertida Ejecutivo agresivo (2003).
Con tanta película “extraña”, uno tiende a creer que el verdadero Nicholson tiene algo de sus personajes en la sangre. Y es verdad que se trata de un hombre perfeccionista y algo maniático, cuya integración con sus papeles es de tal intensidad que hace imposible imaginárnoslo haciendo vida ordinaria. Su periplo sentimental también ha sido algo alocado, con varias relaciones y tres paternidades a lo largo de los años.
En lo que no ha cambiado es en su fanatismo por el baloncesto y su amor incondicional a Los Angeles Lakers. En fin, veremos cómo se las gasta en su último trabajo aún por estrenar, Something’s Gotta Give, donde estará acompañado por Diane Keaton, Frances McDormand y Keanu Reeves, entre otros. Seguro que lo clava.
Premios
Nominado a 1 premio
- Actor principal A propósito de Schmidt
Ganador de 1 premio
- Actor principal Mejor... imposible
Nominado a 1 premio
- Actor de reparto Algunos hombres buenos
Nominado a 1 premio
- Actor principal Tallo de hierro
Nominado a 1 premio
- Actor principal El honor de los Prizzi
Ganador de 1 premio
- Actor de reparto La fuerza del cariño
Ganador de 1 premio
- Actor principal Alguien voló sobre el nido del cuco
Nominado a 1 premio
- Actor principal El último deber
Nominado a 1 premio
- Actor principal Mi vida es mi vida
Nominado a 1 premio
- Actor de reparto Easy Rider. Buscando mi destino
Ganador de 1 premio
- Actor principal El último deber